viernes, 27 de enero de 2012

El baluarte de la vida

Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes.
Salmo 27:13.

Lectura diaria: Salmo 27:1-14. Versículo principal: Salmo 27:13.

REFLEXIÓN

El rey David comienza el Salmo reconociendo al Señor como su luz y salvación; como la fortaleza de su vida (vv. 1-2a). Lo ve como a su Roca protectora y ante eso, él mismo se pregunta: “¿Quién podrá amedrentarme?” (v. 2b). No le teme a sus adversarios ni enemigos, así sea un ejército que vaya en su contra. En todo el capítulo se muestra la confianza y esperanza del rey, única y exclusivamente en su Señor. No le importa la aflicción ni el dolor por la desgracia o infortunio que pueda pasar, porque sabe exactamente en quien tiene fija la mirada. Llega inclusive a declarar: “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos” (v. 10). Es de admirar este corazón volcado exclusivamente a los píes del Señor. Con razón se dice de David que tuvo un corazón conforme al corazón de Dios.
Para reflexionar: No interesa si estamos solos, abandonados por los padres, por el esposo o por los hijos; tampoco afecta las dificultades físicas, financieras o emocionales por las que pasemos o quizá estemos viviendo actualmente; no podemos desmayar. Hay que confiar en el Señor, tener valor, cobrar ánimo, porque Él, jamás nos dejará. Hay que confiar en sus promesas: “No los voy a dejar huérfanos, volveré a ustedes”; palabras del Señor Jesús (Jn. 14:18); “No temas, porque no serás avergonzada; no te turbes porque no serás humillada… Porque el que te hizo es tu esposo; su nombre es el Señor Todopoderoso. Tu Redentor es el Santo de Israel; ¡Dios de toda la tierra es su nombre! (Is. 54:4 y 5). ¡Dios de toda la tierra! No hay nada imposible para Él. Dios es nuestro Hacedor, nuestro Libertador, nuestro Médico y Abogado por excelencia. El dueño de todo el oro y de la plata del mundo (Hag. 2:8), ¿por qué temer? ¡Estamos en las mejores manos! ¡Pongamos la esperanza en el Señor!

Señor: Gracias por demostrarnos que tu amor no tiene límites y en todo tiempo y lugar sacarás la cara por nosotros. ¡Sí Señor, estaremos vivos para ver tu bondad y majestuosidad en nuestras vidas!

Un abrazo y bendiciones.

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