sábado, 28 de enero de 2012

El milagro más maravilloso

El ángel dijo a las mujeres: –No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo.
Mateo 28:5-6.

Lectura diaria: Mateo 28:1-10. Versículos principales: Mateo 28:5-6.

REFLEXIÓN

En una ocasión, una tía monja: Alejita le decíamos con cariño, llegó a mi casa materna un domingo de resurrección y con mucha alegría empezó a darnos a todos las “felices pascuas”. Yo que aún no era cristiana, le pregunté extrañada el porqué de su regocijo y ella me contestó algo que para siempre quedó en mi memoria: “Porque mijita, el milagro más grande es la resurrección del Señor; es el milagro más grande para la iglesia. Él mismo como Dios que es, se levantó de los muertos”.


Ahora yo pienso que este milagro maravilloso nos ha abierto las puertas del cielo a todos los que queremos entrar con Jesús a la morada eterna. El Cristo crucificado, maltratado, humillado y herido ya no existe porque su tumba está vacía; el Señor triunfó sobre la muerte. Jesús es una realidad viva, porque Él no está muerto; vive y quiere vivir en el corazón de todo aquel que se lo permita. Tal vez, los corazones endurecidos no alcancen a captar este mensaje redentor, pero no importa; el Señor seguirá con su amor indescriptible buscando el momento propicio hasta que el mismo Jesús les confronte al igual que lo hizo con Saulo de Tarso. Muy seguramente también caerán de rodillas aceptándolo en su corazón, porque nadie que tenga un encuentro personal con Él puede negarse a seguirle. Por Saulo, después llamado Pablo, millones de personas han alcanzado la salvación. La vida de Pablo después de ese encuentro cambió totalmente, de igual modo como se transforman todas las que llegan a conocerle y seguirle. Sí, la resurrección del Señor es el milagro más maravilloso de la iglesia “porque si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada” (1 Co. 15:14), “vana sería nuestra fe”, dice la versión Reina Valera. Y lo que para nosotros es un privilegio: compartimos ese milagro porque hacemos parte de su iglesia.

Señor gracias por permitirnos entender esta verdad y saber que tu resurrección no es cosa del pasado, porque está vigente para todo aquel que se quiera acoger a ti.

Un abrazo y bendiciones.

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