miércoles, 25 de enero de 2012

Desde siempre tus planes seguros

Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros.
Isaías 25:1.

Lectura diaria: Isaías 25:1-5. Versículo principal: Isaías 25:1.

REFLEXIÓN

Empecé a hacer este devocional pasada la media noche porque mi niña ha estado enferma. Han sido ires y venires del médico domiciliario y citas prioritarias en la EPS; Dios permita que le tomen pronto esos exámenes y sepamos el diagnóstico. Como voy con el año, anoche leía el Salmo 25 también y le preguntaba al Señor ¿qué pasaba con mi hijita? El Señor como siempre me tranquilizó diciéndome en su Palabra: “¿Quién es el hombre que teme al Señor? Será instruido en el mejor de los caminos” (Sal. 25:12). Mi hija, ya toda una mujercita fue marcada en su infancia y principios de su adolescencia por múltiples situaciones, entre otras desafortunadamente, por niños y niñas que como en toda institución aparecen y en el colegio cristiano donde estudiaba no fue la excepción. En esta etapa de su vida no quiere saber nada de Dios ni de la iglesia, pero yo ando ahí; siempre en mis oraciones recordándosela al Señor y poniéndola a sus píes. Estoy convencida que el plan que le tiene será maravilloso para su vida y anoche precisamente el Señor me lo volvía a mencionar. Sé que mi niña tiene una infinidad de necesidades y que llegará el momento en que reconocerá a Jesús como el Señor Todopoderoso, quien será el único capaz de llenarle todos sus vacíos. Entendí que como dice su Palabra: los caminos del Señor no son los nuestros y Él sabe exactamente por dónde la está dirigiendo y su dolencia ahora, hace parte de ese plan.
“Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor, que siempre me has mostrado”; “Bueno y justo es el Señor; por eso les muestra a los pecadores el camino. Él dirige en la justicia a los humildes y les enseña su camino. Todas las sendas del Señor son amor y verdad” (Sal. 25:6 y 8-10).
Esa fue la enseñanza que aprendí y sobre la cual reflexioné y ahora la comparto con ustedes.

Sí, mi buen Señor: Sé que la ternura y el amor que siempre me has mostrado, también los gozará mi hija; sé que tú le enseñarás el camino y la guiarás por sendas de justicia y paz. Lo sé y lo declaro porque lo dice tu Palabra y ella es verdad desde siempre y para siempre.

Un abrazo y bendiciones.

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