jueves, 6 de octubre de 2011

La disciplina que lleva luz

El mandamiento es una lámpara, la enseñanza es una luz y la disciplina es el camino a la vida.
Proverbios 6:23.


Lectura diaria: Lucas 12:35-40. Versículo del día: Proverbios 6:23.


ENSEÑANZA


El Señor Jesús les compartía a sus discípulos este pasaje de la lectura de hoy, donde les decía que tuvieran su luz encendida, esperando vigilantes el regreso de su Señor (v. 35). En tiempos antiguos no existía la luz eléctrica y por lo tanto se proveían de aceite apara abastecer las lámparas. Entonces la lámpara no puede alumbrar sin combustible, y para que en verdad sea lámpara tiene que dar luz, de resto dejaría de serlo. Para el cristiano su Palabra es verdad y la reconoce como tal; de este modo entiende y acepta que Cristo Jesús, es la luz que alumbra su vida (Jn. 8:12), la cual se mueve a través de su Santo Espíritu como el motor que le permite ir alumbrando por donde quiera que se mueva. La Biblia nos enseña: “Tu palabra es una lámpara a mis píes, es una luz en mi sendero” (Sal. 119:105); la vida del creyente se constituye en una lámpara que alumbra y lo guía durante toda su vida. Cristo vino a ofrecernos vida en abundancia pero si queremos gozar de esa vida, debemos aprender a obedecer los mandatos del Señor y esta será la disciplina que debemos implantarnos si de verdad amamos a nuestro Señor y Salvador. Una cosa va relacionada con la otra: la lámpara (nuestra vida) que alumbra (Cristo) en la medida que nos sometemos (disciplina).

Como conclusión: No permitamos que nuestras lámparas se queden sin aceite; alumbremos el camino por donde quiera que pasemos; muy seguramente nos vamos a encontrar con muchas tinieblas: hambre, desolación, tristeza, enfermedad, hogares destruidos, crisis financieras, emocionales, etc., mas nuestro deber es llevar esa llamita que tenemos dentro y permitirles a los que estén en oscuridad gozar plenamente de la luz del mundo que es Cristo el Señor.


Quiero compartirte la luz de Jesús para que brille en tu vida. Si aceptas esta invitación te invito a orarle así:


Amado Jesús: Reconozco que soy pecador y te pido perdón por ello. Te acepto como mi Señor y Salvador personal; toma mi vida y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias por perdonar mis pecados y darme tu luz para seguir por un camino que me alumbrará y enseñará a vivir a tu manera estando preparado(a) para tu regreso. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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