martes, 11 de octubre de 2011

El justo tropieza pero vuelve a levantarse

El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá tropezar pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano.
Salmo 37:23-24.


Lectura diaria: Salmo 37:16-34. Versículos para destacar: Salmo 37:23-24.


ENSEÑANZA


Muchas veces no entendemos los designios de Dios en nuestra vida ni el porqué de las situaciones; pero con el correr del tiempo llegamos a deducir que de no haber sido así, quizá no estaríamos contando. Todas las cosas nos ayudan a bien, sean buenas o malas (Ro. 8:28), y Dios siempre estará presente en cada una de ellas. Si son buenas para regocijarse con nosotros en su gloria; y si son malas para reanimarnos y fortalecernos con su gracia y amor. Alguien me hizo saber en una ocasión que la prueba trae oculta una rica bendición; por eso aunque en el momento no la veamos debemos acostumbrarnos a dar gracias como nos lo ordena el Señor a través del apóstol Pablo: “Den gracias a Dios en toda situación” (1 Ts. 5:18). No decaer en la aflicción nos ayudará a salir avante. La alegría, la alabanza y la buena cara en tiempos difíciles son un arma fuerte frente a las dificultades; el poder de la alabanza es inmenso y es el secreto de la victoria.

Como lección, aprendamos a obedecer la voz de Dios cuando nos dirige por sendas que no entendemos; más bien: “Acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos” (Hbr. 4:16). Sí; recurramos a la oración, al ayuno, a la Palabra de Dios y prosigamos confiados en que el Señor se encargará de los problemas que nos están acorralando. Dios permite muchas situaciones que no logramos captar, para glorificar su nombre doblemente en la levantada. El justo, jamás quedará en el suelo; la mano de Dios está lista para levantarlo.


Si no has tenido una relación con Dios que te permita vislumbrar tu camino desde otra óptica, te invito a conocer a Jesús. Él te guiará por la senda correcta y te dará valor en tiempos de angustia. Si es tu deseo podemos orarle así:


Señor Jesucristo. Yo te necesito. Mi vida en este momento es un caos completo y no sé por dónde empezar. Decido aceptarte como Señor y Salvador personal. Ven a mí corazón; perdona mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor por darme una nueva vida contigo y llevarme de tu mano; gracias por encauzar mis problemas bajo el manto de tu gracia. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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