viernes, 21 de octubre de 2011

Busquemos justicia y misericordia

Quien va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra.
Proverbios 21:21.


Lectura diaria: Proverbios 21:1-31. Versículo para destacar: Proverbios 21:21.


ENSEÑANZA


Yo sé que este devocional llega a muchísimas partes diferentes de Colombia y aunque hoy hago un llamado en especial para los de mi nación, también entiendo que servirá en su momento a los demás. Considero que mientras gocemos del privilegio de acceder al voto, somos más que responsables de quienes guiarán los destinos de un país, estado o ciudad. Como cristianos, debemos buscar personas honestas, idóneas, responsables y capaces de voltear las malas costumbres de sus antecesores con el ánimo de darle un nuevo respiro al pueblo. Ya no podemos seguir con las prácticas traídas de antaño, donde se plasmaba el voto por tradición y lealtad a un color determinado; somos conscientes de atributos y defectos de cada candidato y en nuestras manos está elegir al mejor, según nuestra conciencia. La Biblia nos exhorta a buscar personas que practiquen la justicia y la misericordia; a entender que la violencia no se acabará mientras exista injusticia social. Miremos el versículo 7: “La violencia de los malvados los destruirá, porque se niegan a practicar la justicia”. Desafortunadamente estamos encerrados en un círculo vicioso, del cual uno de los más grandes problemas es la corrupción; mientras no elijamos gobernantes honestos será difícil alcanzar metas que vayan en pro de los más necesitados. Un buen gobernante no puede cerrar sus oídos al clamor del pobre y son muchas las necesidades de éstos: trabajo, techo, educación y servicios públicos entre otros. Retomo las palabras del Ingeniero Ricardo Arias, presidente del Fondo Nacional del Ahorro, en su conferencia de hace unos días en “Casa sobre la roca”, donde nos afirmaba más o menos lo siguiente: “Colombia requiere renovación de su capacidad de liderazgo” y en su gestión deja claro que se debe hacer un tejido social, donde no solamente se construyan viviendas sino donde sus habitantes tengan calidad de vida. Esto lo traigo a colación porque tenemos que entender el compromiso de la iglesia cristiana frente a la problemática de injusticia social que nos abruma. Así las cosas, debemos ser hacedores de la Palabra, idóneos en permitir esa renovación ya que es el momento de votar regionalmente. Ejerzamos ese derecho de la manera más justa y que Dios se encargue de hacer el resto.


Te invito a entregarle tu vida a Jesús de Nazaret. Con una oración como ésta, puedes hacerlo:


Señor Jesucristo: Yo te necesito; te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador personal. Toma el control del trono que hasta ahora yo manejo y hazme de acuerdo a tu santa voluntad. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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