sábado, 15 de octubre de 2011

La alegría que refleja hermosura

El corazón alegre se refleja en el rostro.
Proverbios 15:13.


Lectura diaria: Proverbios 15:13-33. Versículo para destacar: Proverbios 15:13.


ENSEÑANZA


Si queremos saber el estado de una persona, no es sino mirarle a la cara; a través de ella podemos conocer a grandes rasgos si es amargada o feliz. Bien dice la segunda parte del Proverbio destacado que “el corazón dolido deprime el espíritu”. El rostro refleja bien sea alegría o tristeza. Cuando nos encontramos con una persona alegre y positiva no simplemente vislumbramos su tranquilidad que la hace agradable y bella sino que también nos contagiamos de su regocijo; todo lo contrario sucede al estar con la que vive amargada, quejándose y viendo solo lo negativo. “Para el afligido todos los días son malos” (v. 15); Nosotros los cristianos debemos gozarnos porque tenemos dentro del corazón al Señor que ya pagó con sus tristezas el precio de nuestra felicidad y por consiguiente debemos estar siempre gozosos; además es un mandato dado para cumplir (1 Ts. 5:16 y Sal. 105:3b). Es que no puede estar triste el corazón que tiene a Cristo, porque Él lo encierra todo y con el Señor todo lo podemos lograr. Aparte de eso, estamos llamados a llevar alegría, a consolar y levantar ánimos, no a seguirlos derrumbando. El complemento del versículo 15 dice: “Para el que es feliz, siempre es día de fiesta”. Así es, se tenga mucho o se tenga poco, el feliz siempre se regocija en lo suyo porque a su alrededor cuenta más el amor que el odio; la paz que la guerra; la alegría que la tristeza. Goza más un plato de lentejas hechas con amor, que el gran banquete preparado con iras y rencores (v. 17). La alegría del corazón no solo nos hermosea, también produce efectos sanatorios sobre nuestro cuerpo (Pr. 17.22); así que aprendamos a vivir alegres, todo nuestro ser se beneficiará de ello.

Como lección aprendamos a vivir alegres: todo nuestro ser se beneficiará de ello; y repartamos sonrisas: “Una mirada radiante alegra el corazón” (v. 30), por eso nadie es tan pobre que ni siquiera pueda regalar una sonrisa. Además de reflejar armonía, amor, paz y sosiego, estaremos permitiendo que la luz de Jesús nos ilumine y a los ojos de ellos, irradiaremos hermosura.


Proverbios 23:26 dice: “Dame, hijo mío, tu corazón”. Dios quiere que le entregues tu corazón para permanecer contigo y que a pesar de las dificultades que te puedan sobrevenir, puedas demostrar tu alegría a los que te rodean. ¿Deseas hacerlo? Te puedo guiar con una oración como ésta:


Señor Jesucristo: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi corazón para que vengas a reinar en él. Hoy decido aceptarte como mi Señor y Salvador personal. Toma mi vida, perdona mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor por venir a morar conmigo y por perdonarme. Gracias por la vida eterna que me das y la alegría de tenerte siempre a mi lado. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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