miércoles, 19 de octubre de 2011

El servir trae bendición

Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones.
Proverbios 19:17.


Lectura diaria: Proverbios 19:1-29. Versículo para destacar: Proverbios 19:17.


ENSEÑANZA


Llama la atención el saber que se tenga mucho o se tenga poco, el pueblo de Colombia es generoso. Basta que se haga un llamado ante una catástrofe, para que las instituciones encargadas de recolectarlas se vean atiborradas de mercados. Estas actuaciones traen grandes bendiciones. Dios no se queda quieto ni deja de cumplir lo que promete; pues Él no es como nosotros y paga con creces lo prestado. De ahí la importancia de dar. Debemos dar no solo a Dios sino al prójimo también y dar siempre lo mejor: no lo que nos sobre o esté deteriorado; más bien, pensando que es para el Señor. No sabemos en qué momento el Señor nos lo devolverá; quizá ni siquiera lo recibiremos personalmente, pero Dios en su infinita sabiduría vela por nuestros seres queridos y los beneficiados pueden ser los hijos, padres o hermanos. De todas maneras, el Señor lo devuelve y con grandes intereses.

Si nos cuesta dar, recordemos que de lo que sembremos eso mismo recogeremos. Este es un gran secreto de enriquecimiento dicho por el apóstol Pablo: “El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará” (2 Co. 9:6). Como lección, estemos siempre listos a dar u ofrecer lo excelente; si es necesario devolviendo mal por bien y nunca negándonos a hacer un favor si en nuestras manos está realizarlo. Tampoco darle a quien recurre en nuestra ayuda como dicen por ahí: “carameleo” diciéndole, “venga más tarde” o “quizá mañana”; ilusionándolo para después salir sin nada (Pr. 3:27-28), si podemos hacerlo hagámoslo de una vez; de lo contrario, hablémosle sinceramente. Pongámonos en los zapatos de quien nos está pidiendo el apoyo y seamos compasivos con esa persona.


Dios quiere poner en tu corazón la semilla del dar. Tal vez nunca has tenido una relación con su Hijo Jesucristo y por eso no entiendes esta ley de la retribución. Te invito a que hoy le entregues tu vida a Jesús y te dejes guiar por sus enseñanzas que son para tu bien. Si es tu deseo podemos orar así:

Amado Jesús: Hoy decido aceptarte como mi Señor y Salvador personal. Perdona mis pecados; toma el control de mi vida y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor por venir a morar conmigo; gracias por perdonarme y limpiarme con tu bendita sangre; gracias porque me llenarás de tu gracia enseñándome a dar generosamente como es tu deseo. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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