Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría.Salmo 90:12.
Lectura diaria: Salmo 90:1-12. Versículo para destacar: Salmo 90:12.
ENSEÑANZA
Este Salmo escrito por Moisés nos muestra que aquí no estamos sino de paso, que cuando el Señor nos llama, todo se esfuma porque no somos más que polvo (v.3) y la vida es como un sueño (v. 5); que los años pesan y pasan con nosotros (v .10). Por eso Señor: ¡Enséñanos a contar bien nuestros días!
Hoy mi padre cumpliría 88 años y permítanme desde mis humildes devocionales hacerle un homenaje póstumo con algunos apartes de una hermosa poesía que es muy larga y que él le compuso al río Guaviare, en su llano que tanto amaba:
LA EPOPEYA DEL GUAVIARE
Se aleja de occidente
Bajo sombras corpulentas… y orgulloso
Va a darle vida con su sangre fuerte
El Guaviare, a su hermano el Orinoco.
Nací allá donde el azul del cielo
Parece unirse a un picacho de la tierra
Y la rosa del sol y de los vientos
Más temprano y sin demora llega.
Allá donde columbra la frontera
Se detiene un instante pensativo
En el follaje de la espesura inmensa
Y en sus hombres que deja en el camino.
Allí se agigantan y se unen
Dos hermanos de América invencible
Ponen el tricolor en sus testuces
Y cantando siguen el ¡Gloria al bravo pueblo!
¡Oh gloria inmarcesible!
Se dicen mutuamente el uno al otro
Nada de lo que ha pasado vale
Tampoco lo que viene es tarde
¿Tú eres de Venezuela el Orinoco?
¡Oh, sí! ¿Y tú? ¡Yo de mi Colombia su Guaviare!
Como un niño gimiendo se despide
¡Adiós madre bendita! ¡Patria mía!
Mándame rosas y lirios al Atlántico y Caribe
Te juro por mis hijos, por mi casa andina
volver a regarte con mis lágrimas.
Poesía inédita de José Samuel Pachón Rincón (1913-2011). Reservados todos los derechos.
Me pregunto: ¿Por qué somos tardíos para actuar y no hacemos lo debido en vida?
Lo único que sé, es que allá en el cielo mi padre y mi madre me están aguardando y esperan verme allí:mi madre para abrazarme nuevamente y mi padre para componerme otra poesía.
No dejes que tus días pasen sin sentido, es hora de entregarle tu vida al Rey de reyes y Señor de señores, ¿quieres hacerlo? Te invito a orar así:
Señor Jesucristo: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi corazón para que seas mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados y toma el control del trono de mi vida; hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Señor. Amén.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario