lunes, 10 de octubre de 2011

Esperar en silencio

Guarda silencio ante el Señor y espera en él con paciencia.
Salmo 37:7.


Lectura diaria: Salmo 37:1-11. Versículo para destacar: Salmo 37:7.


ENSEÑANZA


Guardar silencio ante el Señor y esperar en Él, no es cosa fácil. Claro, somos afanados y queremos todo para ya y resulta que los tiempos de Dios no son los nuestros. Dios siempre llega en el momento justo; su sincronización es perfecta y tenemos que aprender a aguardar “pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia” (Stg. 1:3), la versión Reina Valera va más allá dice paciencia en vez de constancia. En realidad personalmente, considero que la paciencia es más difícil que la constancia. Sin duda hay que ser constantes porque esto es perseverancia y ante Dios hay que “insistir, persistir y no desistir”. Debemos encomendarle al Señor el camino, confiar en Él y saber que actuará en el momento preciso (v. 5). Entonces: “Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía” (v. 6). Creo, que en últimas es dejar que el Señor tome las riendas del asunto y que su voluntad se plasme en ello. Su voluntad siempre es buena, agradable y perfecta (Ro. 12:2) y lo que Él decida será lo mejor para nosotros. Recordemos también que si le entregamos al Señor el camino, bien sabrá por dónde conducirnos; a veces las cosas toman otro giro que no entendemos pero sus caminos no son los nuestros. Quizá ese camino por el que íbamos era para destrucción y no va a permitir que sigamos por él “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte” (Pr. 12:25).

Como lección, aprendamos a esperar en el Señor; a reconocer su calendario y a entender que no está demorado, simplemente va adelante, allanando el camino para que al final podamos ver la manifestación de su poder y su gloria en plenitud. No nos apresuremos, guardemos silencio que “Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?” (Ro. 8:31). Dios hará justicia en el momento exacto.


Si quieres dejar en manos de Jesús tu camino y aprender a esperar en Él, te invito a orarle así:


Señor Jesucristo: Siempre vivo afanado y estresado por mis quehaceres diarios. Hoy decido entregarme a ti para que me enseñes a vivir tus tiempos y entender que tus designios no son los míos. Te entrego mi vida para que seas mi Señor y Salvador; perdona mis pecados y llévame de tu mano por el mejor camino que eres Tú. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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