sábado, 17 de septiembre de 2011

¡Ven Señor Jesús!

¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho.
Apocalipsis 22:12.


Lectura diaria: Apocalipsis 22:7-21. Versículo para destacar: Apocalipsis 22:12.


ENSEÑANZA


A veces da la impresión que la iglesia desprecia estas palabras dichas por el mismo Señor Jesucristo. Todo es tan frío y ya tan común, que es como si más bien su segunda venida se tratara de un cuento más. Si hay algo que llene de esperanza y de gozo al cristiano, es saber que el Señor tornará nuevamente a la tierra y este sueño debe permanecer intacto en su corazón. El Señor regresará el día menos pensado y traerá consigo muchas coronas para darlas a sus siervos fieles: “Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite la corona” (Ap. 3:11b).

¿Cómo estamos esperando al Señor? ¿Confiando en lo que dice su Palabra y obedeciéndola? ¿O haciendo caso omiso de ella y creyendo que esto es un juego? ¡Cuidado! “No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra” (Gál. 6:7). Debemos estar listos para el encuentro con el Señor. Qué rico sería que viniera en nuestros tiempos y no tuviéramos que conocer la muerte, pues la Biblia nos enseña en la primera carta a los Tesalonicenses que los muertos en Cristo resucitarán primero; y que luego los que estemos vivos seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor para siempre (1 Ts. 4:16-18). Sin embargo, como no sabemos ni el día ni la hora, lo mejor es estar preparados, para que con gran regocijo podamos decir: ¡Ven Señor Jesús! ¡Te estaba esperando ansioso(a)!


Querido amigo lector, la vida no es más que un suspiro; hoy estás vivo, mañana, quién sabe dónde estés. La muerte no tiene ni edad, ni color, ni creencia ideológica; simplemente llega ¿Estás preparado para ese momento? ¿Puedes gritar sinceramente: Ven Señor Jesús? Si es así, te felicito porque los dos guardamos la misma esperanza de gloria. Pero si tu respuesta es no, te invito a tener una relación con Jesucristo. El hombre es pecador (Ro. 3:23) y está separado de Dios porque la paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús (Ro. 6:23). El Señor Jesús vino a ofrecerte la salvación, sin importar qué tan grandes sean tus pecados; Él solo quiere que le permitas entrar y vivir contigo, ¿deseas hacerlo? Te sugiero la siguiente oración:


Señor Jesucristo: Te necesito. Te abro la puerta de mi corazón para que seas mi Señor y Salvador personal. Toma mi vida; perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Señor por venir a morar conmigo, por perdonar mis pecados y darme la vida eterna. Gracias porque ahora puedo decir gozoso: ¡Ven Señor Jesús!


Un abrazo y bendiciones.

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