jueves, 29 de septiembre de 2011

El Señor es mi Pastor incondicional

El Señor es mi Pastor, nada me falta.
Salmo 23:1.


Lectura diaria: Salmo 23:1-6. Versículo para destacar: Salmo 23:1.


ENSEÑANZA


Qué tranquilidad nos da el saber que tenemos un Pastor al lado; el Pastor mayor, el que en verdad cuida a sus ovejas e incluso da la vida por ellas (Jn. 10:11). Produce bienestar y sensación de confianza porque aún teniendo tantas a su cuidado, Él bien las conoce y a todas las llama por su nombre (Jn. 10:3). El buen Pastor dice: “No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú” (Is. 43:1 v. rv). Sí, nos dice: “Ven aquí, María, Dora, Carlos…no sufras por eso, estoy a tu lado y jamás te dejaré”. Con el Gran Pastor guiándonos, podemos estar seguros “para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama por tu nombre” (Is. 45:3). Como ovejas que somos, debemos someternos a nuestro Pastor, pues nos guiará por delicados pastos donde podamos descansar; nos llevará a corrientes de agua pura para calmar nuestra sed (v. 2). Aún si andamos por lugares tenebrosos no tememos mal alguno porque su vara nos reconforta (v. 4). No hay nada de desconfianza o prevención, ni quien nos pueda hacer daño alguno porque el Señor nos adereza un banquete lleno de esplendor en presencia de nuestros enemigos y nos pone en lo alto de la cima (v. 5); “te llamo por tu nombre y te confiero un título de honor” (Is. 45:4). Nuestro amado Señor, nunca nos dejará, al contrario cada día irá sembrando una nueva semillita de amor y misericordia hacia los demás (v. 6) porque quiere que aprendamos a ser como Él es. Quiere completar su obra en nosotros para tener el gozo de tenernos por siempre a su lado.


Quizá tú como muchos conoces de sobra este Salmo, pero no conoces a este Pastor. Mi Pastor incondicional, el que nunca falla y pase miles de días a nuestro lado, es el que hoy te quiero presentar. Si deseas conocerlo te puedo guiar con una corta oración como esta:


Amado Jesús: Reconozco que eres el Pastor por excelencia. Vengo a ti, para entregarte mi vida. Perdona mis pecados; llévame de tu mano y guíame por la senda correcta. No permitas que me desvíe ni a izquierda ni a derecha, sino que siempre camine a tu lado sabiendo que me resguardas de todo mal y de los lobos feroces que me quieren atrapar. Gracias mi buen Pastor por hacerlo. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: