domingo, 11 de septiembre de 2011

Su segunda venida es eminente

¡Cuidado! ¡Vengo como un ladrón! Dichoso el que se mantenga despierto, con su ropa a la mano, no sea que ande desnudo y sufra vergüenza por su desnudez.
Apocalipsis 16:15.


Lectura diaria: Apocalipsis 16:10-21. Versículo para destacar: Apocalipsis 16:15.


ENSEÑANZA


El Señor nos dice que vendrá como el ladrón que viene de noche. No sabemos entonces, en qué momento podrá aparecer; será súbitamente, de repente. Si supiéramos cuándo va a llegar el ladrón, nos quedaríamos vigilando para que no nos encuentre desapercibidos. “Pero el día del Señor vendrá como un ladrón” (2 Pe. 3:10); velaríamos como en la parábola de las jóvenes solteras que obraron prudentemente, llevando consigo sus vasijas de aceite junto con sus lámparas; lo contrario de las necias que no previnieron el momento y cuando llegó el novio no las encontró: “Por tanto –agregó Jesús–, manténganse despiertos porque no saben el día ni la hora” (Mt. 25:13).

La promesa de su venida es una realidad y se cumplirá al pie de la letra, la Biblia nos lo confirma en muchos versículos: “Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo” (Jn. 14:2b-3); Cuando el Señor ascendió al cielo, los ángeles nos hicieron saber que de igual forma sería su retorno (Hch. 1:11); Lo veremos y lo escucharemos: “El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios” (2 Ts. 4:16); vendrá en una nube con poder y gloria (Lc. 21:27) y todo ojo lo verá; “incluso quienes lo traspasaron y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra” (Ap.1: 7). ¡Qué remordimiento!

Como lección: estar atentos, velando porque el día y la hora no lo sabemos, pero “dentro de muy poco tiempo, el que ha de venir vendrá, y no tardará” (Heb. 10:37). Debemos esperar la venida del Señor con alegría, haciendo gala de la gracia de la cual fuimos revestidos; bañados y limpiados con su preciosa sangre, para tener el gozo de presentarnos con traje resplandeciente; tal como se luce una novia ante su prometido para asistir con Él a las bodas del Cordero.


A veces creemos que su promesa de retorno se está demorando, pero no es así. Es que en medio del caos en que vivimos es difícil voltear los ojos al Señor y Él es compasivo y misericordioso. “El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos su tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan” (2 Pe. 3:9). Por eso, este mensaje es para ti, Dios quiere que doblegues tu orgullo y le permitas entrar en tu vida. ¿Deseas hacerlo? Te puedo sugerir una oración para lograrlo. Podemos orar así:


Señor Jesús: Entiendo que soy pecador y te pido perdón por ello. Ven a mi vida, te acepto como mi Señor y Salvador personal; perdona todos mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor por darme una nueva vida, por llenarme de tu Santo Espíritu y por saber que puedo esperar tu regreso con la seguridad de que vendrás y me llevarás contigo. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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