viernes, 30 de septiembre de 2011

Integridad y rectitud en el caminar

Sean mi protección la integridad y la rectitud.
Salmo 25:21.


Lectura diaria: Salmo 25:1-22. Versículo para destacar: Salmo 25:21.


ENSEÑANZA


Cuando andamos por el camino correcto, podemos estar confiados en que el Señor va adelante como sombra protectora porque el hombre que le teme es instruido en el mejor de los caminos (v. 12). Se desenvuelve plácidamente sin temer mal alguno porque su mirada está puesta en Él. Su integridad y rectitud, el saber que se están haciendo las cosas bien le sirve de escudo; son su baluarte, su bastión del cual se sostiene cuando enfrente las dificultades. Indudablemente el caminar diario no siempre es de color rosa; se presentan muchos altibajos los cuales solo se superan en compañía del Señor. Si nos desviamos, estará listo a darnos la mano para retomar nuevamente la dirección correcta; por eso tenemos que aprender a someternos a su voluntad y permitir que nos enseñe el camino adecuado. Quizá, queremos coger por otro lado sin tener en cuenta sus disposiciones; recordemos que los caminos del Señor no son los nuestros y una mala decisión puede obstaculizar todo lo andado y retrocedernos en la travesía, “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte” (Pr. 14:12) . Si queremos que la integridad y rectitud siempre estén de nuestro lado, debemos dejar el afán y preguntarnos si en verdad vamos por la senda correcta y si eso que estamos haciendo sería del agrado del Señor.


“Todas las sendas del Señor son amor y verdad” (v. 10), si tu quieres seguirle, te invito a que le entregues tu vida; solamente de ese modo podrás experimentar la integridad y la rectitud como el apoyo que necesitas para continuar la marcha. Si lo deseas podemos orar así:


Amado Señor Jesús: Vengo a ti para entregarte mi vida y que seas el Señor y Salvador de ella. Perdona mis pecados; toma el control que hasta ahora yo manejo y hazme de acuerdo a tu santa voluntad para que mi vida sea íntegra y recta a tus ojos sin desviarme del camino correcto que me tienes trazado. Gracias Señor porque sé que eres fiel y puedo confiar en ti. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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