viernes, 16 de septiembre de 2011

Los sedientos habitarán la nueva Jerusalén

Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tenga sed le daré a beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
Apocalipsis 21:6.


Lectura diaria: Apocalipsis 21:1-27. Versículo para destacar: Apocalipsis 21:6.


ENSEÑANZA


El Señor Jesús, es el Alfa y la Omega; el que hace nuevas todas las cosas. Cuando las cosas no marchan bien, hay que hacer una reconstrucción total. En la empresa donde labora mi esposo, después de malos manejos por parte de sus jefes locales, las directivas extranjeras resolvieron empezar de nuevo, no quieren en absoluto nada que tenga que ver con lo anterior. Oficinas nuevas, personal nuevo, metas nuevas: reingeniería total (gracias al Señor mi esposo quedó entre los poquísimos que siguieron). Eso es exactamente lo que el Señor hace con todo aquel que le busca porque está sediento, “El que estaba sentado en el trono dijo: “Yo hago nuevas todas las cosas!” (v. 5); para el sediento ya nada de este mundo lo calma porque todo lo material es pasajero y así es; incluso este cuerpo corruptible pasará a uno incorruptible. El Señor le dijo a la samaritana: “el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna” (Jn. 4:14).

El mismo Señor es quien hace este ofrecimiento, con la seguridad que nos hará completamente nuevos, nos regenerará completamente; seremos nueva creación. “Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo” (2 Co. 5:17) y además de eso: “Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne” (Ez. 36:26). Esto es reingeniería total también. “De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de los cielos” (Jn. 3:3). Todos los nacidos de nuevo con el Señor Jesús, vamos a habitar la nueva Jerusalén. Ninguna ciudad por bella que nos parezca ahora, será semejante a tan esplendorosa ciudad. Sus calles de oro y sus muros decorados con toda clase de piedras preciosas (v. 18). No necesitaremos de la luz del sol ni de su calor: “En aquel día no habrá luz, ni hará frío. Será un día excepcional, que sólo el Señor conoce; no tendrá día ni noche, pues cuando llegue la noche, seguirá alumbrando la luz” (Zac. 14:6-7); “La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera” (v. 23 en la lectura). Allí habitaremos en medio del Dios Todopoderoso y algo que me estremece personalmente: el mismo Señor nos enjugará toda lágrima de los ojos; no habrá más lamento ni dolor porque lo malo, lo primero ha dejado de existir (vv. 3-4).


Tú, amigo que sigues los devocionales, no quiero que te pierdas de este gran tesoro que Dios tiene dispuesto para todo aquel que está sediento. ¡Ya nada te llena! ¡Nada te alegra! ¡Andas cansado de la vida que llevas! Hoy Dios te ofrece una alternativa de la que nunca te arrepentirás. Ven a sus brazos y Él te dará a beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida. ¿Deseas hacerlo? Te puedo guiar con una oración como esta:


Señor Jesús: En verdad vengo a ti porque estoy cansado de mi largo caminar. Me dicen que tu eres la fuente de agua que das vida eterna. Hoy decido decirte: “dame de esa agua”, quiero que seas mi Señor y Salvador personal; te entrego mi vida para que hagas de mi la persona que quieres que yo sea. Perdona mis pecados y condúceme por tus caminos. Gracias Señor por hacerme una persona nueva y darme en herencia la alegría de disfrutar contigo en la nueva Jerusalén. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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