martes, 20 de septiembre de 2011

Decidimos confiar o no confiar en Él

En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan.
Salmo 9:10.


Lectura diaria: Salmo 9:1-20. Versículo para destacar: Salmo 9:10.


ENSEÑANZA


¿Confiamos nosotros en Dios de verdad, o es solo de palabras? Y coincidimos con lo escrito en Malaquías; muchas veces creemos que Dios está más con los soberbios y pecadores que con sus hijos, porque por más que nos esforcemos en seguirle y buscarle pareciera que se esconde, y vemos con tristeza que los malvados prosperan e incluso se salen con la suya (Mal. 3:14-15). Sin embargo el Señor tiene bien limitado su tiempo, lo que sucede es que nuestro tiempo no es el de Él. El trono del Señor está establecido precisamente para eso, para emitir sus juicios y en su momento, juzgará al mundo con justicia y equidad (vv. 7-8). “(Él), no se olvidará para siempre del necesitado, ni para siempre se perderá la esperanza del pobre” (v. 18). Malaquías nos lo dice más adelante: para los malvados y soberbios habrá fuego en aquel día temible (Mal. 4:1); “Pero para ustedes que temen mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud. Y ustedes saldrán saltando como becerros recién alimentados. El día que yo actúe ustedes pisotearán a los malvados, y bajo sus píes quedarán hechos polvo –dice el Señor Todopoderoso– (Mal. 4:2-3). No tenemos por qué temer, nuestro Padre Celestial, está buscando el día propicio para levantarse y actuar a favor nuestro. Su Palabra nos dice que “La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono” (Sal. 89:14), y si lo dice es porque así es. Aprendamos a esperar; el día menos pensado su justicia se levantará como baluarte y entonces también cantaremos igual que David en este Salmo: “Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo” (vv. 1-2). Sí, llegará el tiempo en que nos regocijaremos contando lo maravilloso y justo de nuestro Dios porque en Él hemos confiado y puesto nuestra esperanza. Decidámonos a confiar plenamente en el Señor.


Jesús quiere ofrecerte una nueva vida para ti. Mira la vida no es fácil para nadie, pero sin Dios es muchísimo más difícil. El Señor Jesucristo vino a darte paz en medio de la tormenta ¿quieres tenerlo a Él como tu amigo incondicional? Si es así, te invito a orarle de esta manera:


Señor Jesucristo: Te necesito; estoy cansado de este mundo revoltoso e injusto. Vengo a ti para entregarte mi vida y que seas mi Señor y Salvador personal. Perdona mis pecados; toma el control del trono que hasta ahora yo manejo y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Señor por hacerlo y porque me enseñarás a ver tu justicia desde aquí en la tierra. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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