lunes, 26 de septiembre de 2011

Maravillosa creación

Un día comparte a otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber. Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible, por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo!
Salmo 19:2-4.


Lectura diaria: Salmo 19:1-6. Versículos para destacar: Salmo 19:2-4.


ENSEÑANZA


Son tantas las maravillas que a diario vemos en la creación de Dios que muchas veces no tenemos palabras para expresarlas. Estamos pasando unos días en Girardot por bondad de mi cuñada María Elvira quien nos invitó y esta mañana la despertarme miré por la ventana y lo que pude observar fue un hermoso amanecer donde los arreboles del sol naciente se escondían todavía entre pequeñas nubecitas, como sabiendo ellas que irían a descansar y les tocaba darle paso al astro rey. ¡Era un paisaje asombrador! Dios no necesita que se divulgue el dato de la salida del sol o de su ocaso, ni tampoco que se nos advierta que va a llegar la noche; simplemente: “Un día comparte a otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber”. Así no más, sin preámbulos, sin prensa amarillista ni personajes sobresalientes. Su naturaleza no necesita grandes elocuentes porque por toda la tierra su eco va retumbando hasta abarcar los confines del mundo (v. 4). ¡Qué hermoso! Dios nos ha dejado a nosotros la satisfacción de recrearnos con su obra, solo con el fin de permitirnos voltear los ojos hacia Él y reconocer que su poder está por encima de reinos y jerarquías. El hombre no puede darse el lujo de decir que tal astro, galaxia o vida láctea, fueron ingeniados por su mano o construidos por su inteligencia. Sin embargo el necio en su corazón únicamente tiene críticas y quejas. Para él simplemente están porque están, o busca la manera de desviarlas como muchas cosas de su Palabra, con el único fin de alejar la mirada de Dios y no reconocer su poder y gloria.

En los tiempos actuales donde los niños y jóvenes necesitan motivación e inspiración, qué bueno sería que se divulgaran más los acontecimientos agradables y no se le diera tanta transcendencia a la maldad. William Shakespeare lo plasmó en su frase: “Anunciad con cien lenguas el mensaje agradable, pero dejad que las malas noticias se revelen por sí solas”. Las maravillas de Dios no necesitan prensa, pero nuestros hijos sí necesitan que les enseñemos a buscar a Dios en su majestuosa creación. Es tarea y responsabilidad nuestra hacerlo.


Si nunca antes has conocido a Jesús como Señor y Salvador de tu vida, quiero presentártelo. Él es el gestor del universo: “Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir” (Jn. 1:3). Jesús es la luz que resplandece y quiere alumbrar a todos los hombres incluyéndote a ti, ¿quieres aceptarlo? Con una corta oración como esta, puedes lograrlo. No importa las palabras floridas, lo que cuenta es tu sinceridad. Oremos entonces:


Amado Jesús: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi corazón para que seas mi Señor y Salvador personal. Perdona mis pecados; toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Señor por perdonarme y darme una nueva vida contigo aprendiendo a ver tus maravillas y regocijándome con tu magnífica creación. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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