viernes, 9 de septiembre de 2011

Temer a Dios y darle gloria

Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales.
Apocalipsis 14:7.


Lectura diaria: Apocalipsis 14:6-13. Versículo para destacar: Apocalipsis 14:7.


ENSEÑANZA


El Señor Jesús en su condición de hombre se humilló, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz (Fil. 2:8). Se despojó de todo beneficio que podía tener como Dios que era, pero lo hizo de ese modo para bien de la humanidad. Estas “Buenas Nuevas”, su evangelio se esparcirá por toda la tierra, como un presagio de su nuevo regreso (Mt.24:14): “toda nación, raza, lengua, y pueblo” (v. 6), conocerá del Señor, “¿Quién no te temerá, Rey de las naciones? ¡Es lo que te corresponde!” (Jer. 10:7). Así es; Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó un nombre que está sobre todo nombre “para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla, en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Fil. 2:9-11).

Llegó el momento del arrepentimiento verdadero, porque el reino de Dios está cerca. “Así dice el Señor Todopoderoso: juzguen con verdadera justicia; muestren amor y compasión los unos por los otros. No opriman a las viudas ni a los huérfanos, ni a los extranjeros ni a los pobres. No maquinen el mal en su corazón los unos con los otros” (Zac. 7:9-10).

En conclusión debemos entonces practicar la justicia y el amor, más cuando vemos que aquel día se acerca, para que el Señor nos encuentre preparados. Y si en verdad deseamos su regreso pronto, en nuestras manos está alcanzarlo: prediquemos su evangelio a diestra y siniestra; a tiempo y a destiempo porque sin antes conocer todo el mundo de Él, el Señor no regresará.


Precisamente por eso, hoy te hablo a ti, amable lector que me sigues en el blog o en el correo. Dios en su infinito amor envió a su Hijo Jesús para que todo aquel que en Él crea, tenga vida eterna (Jn. 3:16). Si es tu deseo conocerlo, te puedo guiar con una oración para que le entregues tu vida y sea el mismo Señor quien te enseñe a vivir bajo sus parámetros. ¿Deseas hacerlo? Te invito a orar así:


Señor Jesucristo: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi corazón para que seas mi Señor y Salvador personal. Toma mi vida; te la entrego para que hagas de ella lo mejor. Perdona mis pecados y llévame de tu mano por la senda correcta. Gracias Señor Jesús por escuchar mi oración; por perdonarme y limpiarme de toda culpa; por permitirme conocerte y darme la vida eterna a tu lado. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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