domingo, 4 de septiembre de 2011

Caminar lentamente pero firme

La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud.
Proverbios 4:18.


Lectura diaria: Proverbios 4:1-27. Versículo para destacar: Proverbios 4:18.


ENSEÑANZA


La persona nacida de nuevo con el Señor es igual que el pequeño cuando nace biológicamente: va poco a poco hasta aprender a caminar solito. Pablo nos lo dice claramente, primero tiene que tomar leche espiritual y después si digerir alimento más sólido (1 Co. 3:2). Así como no esperamos que el bebé nazca y salga corriendo, tampoco podemos exigirle al recién convertido que actúe maduramente, porque todavía no tiene el crecimiento para diferenciar y discernir claramente sobre la Palabra de Dios y su comportamiento.

“Su esplendor va en aumento”. El proceso dará sus buenos frutos, si aprende a obedecerle al Señor y si es dócil en acatar sus instrucciones. Salomón empieza este capítulo hablando sobre la importancia de la sabiduría: “Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia”; “No abandones nunca a la sabiduría, y ella te protegerá; ámala y ella te cuidará”; “Estima a la sabiduría, y ella te exaltará; abrázala, y ella te honrará” (vv. 5,6 y 8). Considero que para poder crecer espiritualmente, lo primero que se tiene que hacer, es buscar la sabiduría para que por medio de ella se pueda discernir el bien y el mal. Hay que aceptar que la naturaleza pecaminosa está tan arraigada al ser humano, que no lo abandonará precipitadamente; será con pasos lentos pero firmes que irá haciendo la obra el Espíritu Santo en cada uno, llegando a alcanzar su plenitud cristiana.

Por eso el cristiano maduro es en estos casos, es el que más tiene que poner a funcionar su sabiduría, para no ir a caer en críticas destructivas ni en falsos orgullos creyéndose muy espiritual y menospreciando la labor hecha por el Espíritu Santo en el nuevo creyente. Hay que también cuidarnos y no desviarnos del camino, guardando las palabras que sabemos van a acarrear problemas: “Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida. Aleja de tu boca la perversidad; aparta de tus labios las palabras corruptas” (vv. 23-24).

Como lección aprendamos a avanzar correctamente y démosle la mano al que todavía no camina firmemente para no ser piedra de tropiezo para ellos.


Te invito a conocer a Jesucristo, el Señor de toda sabiduría y conocimiento. No importa que te creas un pecador empedernido, lo que importa es que desees encontrarlo y Él se encargará de ir enderezando tus paso. Si quieres podemos orar así:


Señor Jesucristo: Yo te necesito, te abro la puerta de mi corazón para que seas mi Señor y Salvador personal. Perdona mis pecados; toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor por hacerlo. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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