lunes, 12 de septiembre de 2011

El hombre bienaventurado

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita y día y noche medita en ella.
Salmo 1:1-2.


Lectura diaria: Salmo 1:1-6. Versículos para destacar: Salmo 1:1-2.


ENSEÑANZA


Dichoso, es sinónimo de bienaventurado y quiere decir triplemente bendecido. Con esta palabra comienza el libro de los Salmos, escritos muchos por el rey David.

Supongo que en tiempos actuales y tal vez siempre ha sido igual, el hombre se ha dejado arrastrar por lo que dicen o hacen los demás sin tener el suficiente carácter para pararse con dominio propio y hacer valer sus principios y normas. Ahora que se valora más por el dinero que se tiene que por sus propias virtudes como persona humana, debemos voltear los ojos a la Palabra de Dios, para entender qué es lo que en realidad le provee al hombre dicha completa y aquí nos lo dice el Salmo de lectura: deleitarse en la ley de Dios; es decir, obrar tal como el Señor lo quiere, acatando sus mandamientos y obedeciéndole sin preámbulos de ninguna clase.

El hombre que actué de esta manera dará mucho fruto porque se asemejará al árbol plantado junto a corrientes de agua, donde sus hojas jamás se marchitarán así llegue la sequía. Esta es precisamente la diferencia entre lo que para Dios es felicidad y lo que es para el mundo. El mundo lo ve tal como dice la canción del compositor colombiano, el maestro Villamil: “Amigo cuánto vales, cuánto tienes, principio de la actual filosofía”. El hombre fiel a Dios (entiéndase por hombre al género humano: varón y mujer), puede cimentar su vida en la Escritura, alimentándose de ella diariamente y fortaleciéndose día a día en sus benditas promesas, las cuales le permitirán reverdecer a pesar de las dificultades por las que tenga que pasar. Este hombre es el que da fruto continuo en su hogar, en su trabajo y ante la sociedad porque su vida está bien arraigada, sus raíces están cimentadas bajo los parámetros del Libro de la vida, del Manual que Dios le ha dejado para que sepa cómo invertir bien sus días. No teme mal alguno porque es el Señor quien cuida y dirige su camino (v. 6).

Aprendamos a maravillarnos diariamente en Dios, leyendo su Palabra y creciendo a través de ella para lograr el disfrute completo de la sabiduría y el discernimiento que son los que nos conducirán a ser prósperos y exitosos en la senda de la vida. De esta manera seremos triplemente bendecidos y muchos llegarán a nosotros: Tú le prestarás a muchos, pero no tomarás prestado de nadie; serás cabeza y no cola; estarás en la cima y no en el fondo” (Dt. 28:12b-13).


¿Deseas conocer al Dios que te puede plantar junto a corrientes vivas de agua? Él mandó a su Hijo Jesús a morir por ti y es el agua viva que brotará para vida eterna. Cristo es quien puede saciar toda tu sed; si es tu deseo podemos orar para que inicies una relación íntima con el Señor:


Amado Jesús: Yo te necesito y te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador personal. Toma el control de ella, perdona mis pecados y permíteme plantarme junto a corrientes de agua pura para que dé buen fruto. Gracias Señor por darme una nueva vida contigo, perdonándome y limpiándome de mi pecado; gracias por llevarme de tu mano hacia la vida eterna, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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