martes, 7 de septiembre de 2010

Adoración por los siglos de los siglos

Y día y noche repetían sin cesar: “Santo, santo, santo es el Señor Todopoderoso, el que era, y que es, y que ha de venir.
Apocalipsis 4:8.


Lectura diaria: Apocalipsis 4: 1-11. Versículo del día: Apocalipsis 4:8.

ENSEÑANZA

La alabanza es parte de la adoración, en la cual se le rinde honor a Dios por ser quien es: digno de ella, bueno, grande, misericordioso, poderoso y justo. Merece toda nuestra adoración y la exige de nosotros. A Dios lo alaban no solamente sus siervos celestiales sino también los terrenales sin distinción de clase, edad, ni raza. Las naciones y los pueblos le glorifican. Los reyes y la creación entera se rinden a sus pies, pues todo lo que respira debe alabarle. Y Dios se goza en la alabanza de su pueblo y éste, eternamente se ocupará de ello. Así que el cielo estará lleno de la alabanza hacia nuestro Señor. No tengo la menor duda sobre esto, porque hace muchos años en un sueño que tuve, mi madre tomándome de la mano me llevaba hacia adentro y me decía: “Apúrate, porque aquí en el cielo todos alabamos al Señor”, y veía multitudes de gente por un lado y otro en completa adoración. La adoración y alabanza deben copar nuestro deseo de oración. Cuando estamos en íntima comunión con Dios, es el momento para dejar que nuestros labios y mente fluyan hasta desbordarse en total alabanza y rendirnos ante Él. La alabanza no solamente nos llena y embriaga de júbilo, también es como el baluarte que ponemos para enfrentar al enemigo. Satanás no puede con la alabanza, se derrota cuando ve que los hijos de Dios, le alaban y adoran. Practiquemos la alabanza y enseñémosles a nuestros niños desde temprana edad, a exaltar el nombre de Dios. En su juventud y aún en su vejez, no la olvidarán y por siempre estaremos honrando y magnificando al Rey de reyes y Señor de Señores. “Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas” (Ap. 4:11). “Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos” (Ap. 5:13).

Un abrazo y bendiciones.

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