viernes, 20 de agosto de 2010

El suave murmullo que quebranta

Y después del fuego vino un suave murmullo.
1ª. Reyes 19:12b.


Lectura diaria: 1ª. Reyes 19:9-18. Versículo del día: 1ª. Reyes 19:12b.

ENSEÑANZA

Cuántas veces nos sucede lo mismo que a Elías. Buscamos al Señor en momentos críticos, llorando, pataleando y peleando; pero el Señor quiere que hagamos un pare, respiremos hondo y lo inquiramos en otras circunstancias. Desea hablarnos, consentirnos y reanimarnos. Cuando estamos ofuscados es difícil tener la cabeza fría para hablar con Él. Dejemos que la tormenta pase y busquemos un lugar a solas donde podamos desgarrar el corazón ante su presencia y contarle como al mejor de los amigos nuestras dificultades y tristezas. “Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios” (Sal. 46:10). Renunciemos a las carreras y acudamos en su ayuda. Hay secretos que sólo se los podemos confiar a Dios. En lo cotidiano las cosas importantes siempre las hablamos en privado, de igual manera Dios espera de nosotros ese toque de familiaridad para acercarnos. Podemos estar en múltiples reuniones o ministerios de la Iglesia, sin embargo, éstas no pueden opacar nuestra intimidad con el Señor. Aprendamos a buscarle en lo recóndito de nuestra soledad para que pueda hablarnos y enseñarnos de tal manera que ese momento sea indescriptible; ¡alabémosle y adorémosle! que su nombre sea exaltado y enaltecido y que su suave murmullo nos rodee y su tierna voz quebrante nuestras fibras.

Un abrazo y bendiciones.

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