lunes, 23 de agosto de 2010

Aquí estoy Yo

Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.
1a. Pedro 5:7.


Lectura diaria: 1ª. Pedro 5:6-11. Versículo del día: 1ª. Pedro 5:7.

ENSEÑANZA

El devocional de hoy me permite entrelazar algunos apartes de la predicación del culto de ayer. Yo deseaba hablar algo sobre el tema porque quería a través de este mandarle un apoyo espiritual a mi hermano que vive en el eje cafetero y toda la familia de su esposa, puesto que están pasando una prueba difícil. Gracias a Dios puedo compartir esto no sólo con ellos sino con todos ustedes que lo leen diariamente.

Es difícil estar en el mundo y no tener aflicciones; pero debemos recordar lo que dice el Salmo 34:19: “Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas”. He aprendido en la adversidad a ser sincera ante el Señor como lo era David, él no se escatimaba en desbordar su corazón ante Dios y hablarle francamente; le hacía conocer que estaba en el fondo y se sentía cansado de llorar y pedir ayuda (Sal. 69:1-3). Ayer veíamos que el sufrimiento es inevitable pero que así no viéramos al Señor, Él estaba ahí, apoyándonos, velando por nosotros y a la vez prodigándonos su amor y conduciéndonos como el Pastor supremo. No entendemos lo que pasa, pero nada absolutamente nada se sale de las manos de Dios y así en la angustia no lo percibamos, al final entenderemos que todo nos ayudará para bien. Jeremías 1:8 dice: “No le temas a nadie, que yo estoy contigo para librarte”. Nuestro deber es buscarle en su Palabra, porque es el medio más eficiente para relacionarnos. Él ha existido desde el principio y en Él estaba la vida; Él, el Verbo que se hizo hombre y habitó entre nosotros (Jn. 1:2, 4 y 14). No estamos solos, el Señor está a nuestro lado y de eso no podemos dudar. El mismo Señor Jesús nos lo afirmó: “Yo estaré con ustedes hasta el fin”. Termino al igual que el pastor: “Aunque el Señor te dé pan de adversidad y agua de aflicción, tu maestro no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás. Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos siempre percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: Éste es el camino, síguelo”. Mi querida Virginia o quien esté pasando angustia: Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí” (Jn. 14:6). Te invito a que busques ese camino y le sigas. Puedo ayudarte a orar en este momento. Por favor dile así: Señor Jesús, reconozco que eres Dios desde el principio de la creación y que siempre has estado a mi lado aunque quizá yo he sido indiferente hacia ti. Tu más que nadie sabes cómo está mi vida en este momento y quiero entregártela para que hagas con ella lo mejor para mí. Gracias Jesús porque viniste a perdonar todos mis pecados y de ahora en adelante tendré la certeza de que pase lo que pase, estarás conmigo. Gracias por darme la vida eterna y todo el poder de tu Santo Espíritu. En tu nombre Jesús, amén. No dudes: cuándo más necesitas a Dios, Él está ahí, presente en todo momento. Descarguemos en el Señor toda angustia y despreocupémonos, Él cuida de nosotros.

Un abrazo y bendiciones.

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