domingo, 15 de agosto de 2010

La fe sin obras no existe

Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.
Santiago 2:17.


Lectura diaria: Santiago 2:14-26. Versículo del día: Santiago 2:17.

ENSEÑANZA

El apóstol Santiago nos enseña que la fe sin obras no sirve de nada. Podemos tener demasiada convicción en el Señor y sabernos las escrituras al derecho y al revés, pero si no practicamos el amor al prójimo, lo anterior no tiene sentido. La fe debe ir de la mano con el amor porque en últimas lo que nos motiva a actuar con los desamparados es única y exclusivamente el amor. Por eso Pablo llama al amor el camino más excelente. La fe puede lograr trasladar montañas pero si falta el amor, no somos nada (1 Co. 13:2). En versiones antiguas se traducía el “amor” de primera de Corintios 13 como “caridad” y es que la caridad es simplemente amor. Yo considero que el pasaje de Santiago está íntimamente relacionado con el de Pablo porque definitivamente la fe debe conducirnos a proceder con sensibilidad de corazón, entendiendo las necesidades de nuestro prójimo. No basta con decir: “estoy orando por ti” si en nuestras manos está el poder hacer el bien. Recordemos que “quien sabe hacer el bien y no lo hace peca”, dice la Biblia. Creo que en estos casos tiene que ver mucho el tema de la predicación del domingo pasado en la iglesia sobre “la comunión de los santos”. Si no estamos en unión unos con otros y ni siquiera brindamos un saludo en las reuniones es muy difícil saber sobre las necesidades físicas, espirituales y materiales de los hermanos. Tratemos que verdaderamente haya más unión entre los miembros de la iglesia porque tampoco nada sacamos cuando aportamos a un ministerio, pero nuestro hermano que está al lado, está pasando las duras y las maduras y nadie se da por enterado. Busquemos la comunicación de los unos con los otros y como se dice, empecemos a practicar la “oracción”: orar y actuar.

Un abrazo y bendiciones.

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