sábado, 7 de agosto de 2010

El sacerdocio inigualable de Jesús

Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
Hebreos 7:17.


Lectura diaria: Hebreos 7:11-28. Versículo del día: hebreos 7:17.

ENSEÑANZA

Tal parece que la epístola a los hebreos iba dirigida a cristianos que atravesaban por un período de lasitud en la fe, temor del sufrimiento y falta de fidelidad hacia la congregación. Algo parecido a lo que normalmente ocurre en nuestras iglesias. Los cristianos pierden el empuje inicial y hay que recordarles que Jesús es el gran sumo sacerdote que se compadece de los que necesitan gracia y misericordia, para que no pierdan la esperanza en quien han creído. Él llena los requisitos de un perfecto sacerdocio porque participó de la debilidad humana; fue llamado por Dios; perfeccionó su llamamiento por la obediencia en el padecimiento. Jesús, es el sumo sacerdote perfecto y eterno según el orden de Melquisedec: santo, sin pecado, garantizador del nuevo orden de Dios, la perfecta salvación (v. 26). Constituido sacerdote celestial por su sacrificio irrepetible, de una vez y para siempre: “Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos” (v. 25). “A diferencia de los otros sumos sacerdotes, él no tiene que ofrecer sacrificios día tras día… porque él ofreció el sacrificio una sola vez y para siempre cuando se ofreció a sí mismo” (v. 27). Su sacrificio reemplaza a los sacrificios en el templo terrenal porque su sangre realiza una salvación eternamente válida. Por consiguiente es necesario cogernos de este sumo sacerdote, garantía de la esperanza cristiana. Esperanza que no se debe perder, siempre debe estar en la mira: es presente y futura; eficaz y real de la salvación dada por Dios. Aceptemos la exhortación de esta carta para entender que no necesitamos de ningún otro sacrificio, el del Señor Jesús bastó para darnos salvación. También para que nada ni nadie nos deje disipar la perspectiva de esa esperanza futura que tenemos con Él.

Un abrazo y bendiciones.

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