jueves, 19 de agosto de 2010

El valor del rescate

El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto.
1ª. Pedro 1:18b-19.


Lectura diaria: 1ª. Pedro 1:13-25. Versículos del día: 1ª. Pedro 1:18b-19.

ENSEÑANZA

¿Cuánto no costó el rescatarnos de las garras del infierno? El rescate pagado por Cristo vale muchísimo más que cualquier otro abonado incluso en millones de dólares. Y es que el nuestro fue precisamente para poder obtener el boleto hacia la patria celestial; pasaje que nos da pleno derecho a gozar de una vida eterna imperecedera y abundante. Fuimos comprados con sangre vertida por el mismo Señor Jesucristo, Dios verdadero hecho hombre quien se inmoló por nuestros pecados y fue llevado como quien lleva un animal al matadero, para pagar con su preciosa sangre todas las transgresiones de la raza humana y poder cruzar el puente que nos separaba de Dios Padre, sin temor a ser devueltos o a volver a caer en manos del enemigo. Su sacrificio fue una sola vez y para siempre, bastando con ello obtener el mejor galardón y alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús nos alcanzó: la ciudadanía celestial (Fil. 3:12-14). Por eso debemos comportarnos como herederos de esa patria, disponiéndonos siempre a obedecer, más bien como peregrinos que vamos de paso por este mundo, ya que por su bendita gracia le hemos conocido y nacido de nuevo. No despreciemos tan sublime rescate; al contrario, luchemos por mantener ese logro en perfectas condiciones de manera que cada día nos vayamos puliendo a través del proceso de santificación por el cual obra el Espíritu de Dios en nosotros, para que sepamos valorar el precio pagado en esa divina acción.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: