miércoles, 29 de noviembre de 2023

El creer conlleva a tomar una decisión

Pero cuando creyeron a Felipe, quien anunciaba las buenas noticias del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron. 

Hechos 8:12 NTV.


Lectura: Hechos 8:9-13.  Versículo del día: Hechos 8:12.


MEDITACIÓN DIARIA


El apóstol Felipe fue a Samaria a anunciar las buenas noticias del reino de Dios y el Nombre de Jesucristo y dice el versículo que tanto hombres como mujeres se bautizaron. Miremos que primero se produjo la conversión: “cuando creyeron”. Y así es; lo primero que hay que hacer es creer en que el Señor Jesucristo vino a la tierra solamente con el fin de salvar a la humanidad caída, y después sí, bautizarse. El creer conlleva una decisión.


Los tiempos están difíciles; si ya es la hora del Señor no lo sabemos, aunque mucho predicador lo está anunciando. Sin embargo, lo que sí sabemos con certeza es que el Padre en su infinito amor envió a su Hijo Jesús al mundo para que viniera a salvarnos, aun siendo nosotros pecadores. “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16); “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). Jesús murió en nuestro lugar; por lo tanto, no existe otro camino para llegar a Dios Padre sino a través de Él (Juan 14:6), el mismo Jesús nos hace la invitación para que abramos la puerta de nuestra vida a Él (Apocalipsis 3:20), y lo recibamos en nuestro corazón sinceramente: “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hechos hijos de Dios. Estos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios” (Juan 1:12-13), y lo recibimos mediante la fe (Efesios 2:8-9). Bajo estos parámetros que nos muestra la Palabra de Dios, te invito a hacer una corta oración así:


Señor Jesucristo: hoy entiendo que me amas y que te necesito. Gracias por venir a morir por mis pecados. Hoy decido abrirte la puerta de mi corazón y recibirte como mi Señor y Salvador personal. Gracias por perdonarme, limpiarme y darme una vida nueva Contigo y una eternidad a tu lado. Toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que deseas que yo sea. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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