jueves, 1 de septiembre de 2022

En manos del Gran Alfarero

 A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano. 

Isaías 64:8. NVI.


Lectura: Isaías 64-7-12.  Versículo del día: Isaías 64:8.


MEDITACIÓN DIARIA


Esta analogía del barro y el alfarero nos permite entender muy bien que por sí solos no podemos moldearnos; necesitamos de las manos cuidadosas y soberanas del Maestro Alfarero para que nuestras vidas sean fundidas, transformadas y santificadas. Así como el alfarero va echando agua en su mano al barro que va trabajando, con el fin de hacerlo más flexible y suave, de igual manera nosotros, a través del Señor Jesús quien es el agua de vida, vamos necesitando de Él, en ese molde que va puliendo el Alfarero. Por eso no hay que desesperarnos; al igual que el alfarero una y otra vez trabaja el barro hasta lograr su obra a entera satisfacción, nuestro Maestro Alfarero va puliendo su molde (nuestra vida), hasta que también su obra quede terminada de acuerdo a su santa voluntad.


Amado Señor y Dios: gracias por hacernos entender que deseas ver en cada uno de nosotros la mejor obra de tus manos: una obra limpia, pura, lavada con agua mediante tu Palabra para presentarnos ante Ti radiantes, sin mancha ni arruga, sino santos e intachables. Gracias porque el moldearnos a tu voluntad duele, pero aprendemos que deseas la obra por excelencia. Enséñanos a aceptar los cambios que vas haciendo en esta hechura. ¡Te amamos Gran Maestro y Alfarero nuestro! Gracias porque si Tú empezaste la obra, la vas completando hasta el final.


Un abrazo y bendiciones.

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