miércoles, 7 de septiembre de 2022

No calles porque puede ser, la última hora de la tarde

Así que los que ahora son últimos, ese día serán los primeros, y los primeros serán los últimos. 

Mateo 20:16. NTV.


Lectura: Mateo 20:1-16.  Versículo del día: Mateo 20:16.


MEDITACIÓN DIARIA


En esta parábola vemos indiscutiblemente la misericordia de Dios. Recordemos al ladrón que estaba junto a la cruz de Jesús: a pesar de haber sido un hombre malvado, se arrepintió en el último momento y el Señor lo anima diciéndole: “—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). Y eso no solamente se aplica para aquel ladrón sino para todo aquel que por muy malo que haya sido, si voltea los ojos a Jesús de Nazaret en su lecho de muerte y se arrepiente, inmediatamente recibe la gracia de la salvación. Para el Señor no existe el tiempo de antigüedad, le importa es un corazón sincero y arrepentido. Es más, nunca sabemos si al compartirle a una persona es exactamente su tiempo final. Para mí, ha sido muy satisfactorio alcanzar a llevar las Buenas Noticias a personas que están en sus últimos días y ver cómo han entregado su vida al Señor. Uno de los casos más impactantes fue el testimonio de mi querido sobrino, que en ocasiones lo he comentado a través de mis devocionales. Pero que una persona que se ha considerado atea en su vida, de pronto te busque y te diga como en ese caso: ‘Tía, háblame de Dios’, es maravilloso. Yo les digo, que ese día quería bajarme de ese carro y gritarle a todo el mundo lo que mi Andresito había dicho y lógicamente había orado. Él partió con el Señor, días más tarde. Para el Señor todo lo de su vida anterior no le fue contado. La Palabra dice que echó nuestros pecados tan lejos, como está el oriente del occidente (Salmo 103:12).


Amado Señor: te damos gracias por tu infinita bondad y misericordia no solamente con nosotros; igual lo has hecho con infinidad de personas que han recurrido a Ti en diferentes momentos de su vida. Gracias porque todas, incluyéndome, hemos recibido la mejor paga que es la vida eterna en el reino de los cielos. Mi oración Señor es que nos utilices para seguir aportando obreros a tu mies y no callar porque quizá para algunos sea la última hora de la tarde. Gracias, muchas gracias Señor Jesús, Salvador de la humanidad. ¡Te amamos!


Un abrazo y bendiciones.



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