viernes, 23 de septiembre de 2022

Creemos que Eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo

—¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús. 

Juan 11:40. NVI.


Lectura: Juan 11:21-44.  Versículo del día: Juan 11:40.


MEDITACIÓN DIARIA


Esto fue lo que el Señor Jesús le respondió a Marta ante su objeción por considerar que el cadáver ya olía mal. Aparte de eso, cuando llegó a su casa también le dijo que su hermano resucitaría, pero ella creyó que se refería al tiempo final. Bueno, si somos sinceros a nosotros nos habría pasado igual. Creo que si hubiéramos vivido en los tiempos del Señor muy seguramente hubiésemos obrado exactamente; incluso también lo hubiéramos tratado de impostor. No era fácil para el pueblo judío tan ligado a sus tradiciones legalistas y farisaicas que un humilde hijo de carpintero saliera a decir que era el Hijo de Dios. Solamente los que en verdad lo siguieron y abrieron su corazón a Él pudieron tener la dicha de aceptar su mensaje.

Fijémonos que Marta y tal vez sus hermanos como ella, creían firmemente en el Señor. Miremos una de las respuestas de Marta: “Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo” (v. 27). Se me hace muy similar a cuando el Señor les preguntó a sus discípulos, quién creían que era Él y Pedro le respondió por revelación del Padre, que Él era el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mateo 16:13-16 NVI). A pesar de su respuesta, Marta no asimilaba que podía ser en ese momento que resucitaría. Gracias a Dios desde cuando le entregamos nuestra vida a Cristo, entró también a morar en nosotros el Espíritu Santo; Él nos dirige a toda verdad y revela lo que para el mundo es incomprensible.


Señor Jesús: Sí; firmemente creemos que Eres el Mesías prometido. El Cristo que habría de venir al mundo para alcanzar a la humanidad caída. Gracias amado Señor Jesús por permitirnos conocerte y entender estas verdades. Gracias porque nos diste el mejor regalo: la vida eterna a tu lado. Tú Eres la resurrección y la vida; creemos en Ti y que no moriremos jamás, porque de aquí pasaremos a la eternidad Contigo. Muchas gracias bendito Señor. ¡Te amamos!


Un abrazo y bendiciones.  

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