—¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.
Juan 11:40. NVI.
Lectura: Juan 11:21-44. Versículo del día: Juan 11:40.
MEDITACIÓN DIARIA
Esto fue lo que el Señor
Jesús le respondió a Marta ante su objeción por considerar que el cadáver ya
olía mal. Aparte de eso, cuando llegó a su casa también le dijo que su hermano
resucitaría, pero ella creyó que se refería al tiempo final. Bueno, si somos
sinceros a nosotros nos habría pasado igual. Creo que si hubiéramos vivido en
los tiempos del Señor muy seguramente hubiésemos obrado exactamente; incluso
también lo hubiéramos tratado de impostor. No era fácil para el pueblo judío
tan ligado a sus tradiciones legalistas y farisaicas que un humilde hijo de
carpintero saliera a decir que era el Hijo de Dios. Solamente los que en verdad
lo siguieron y abrieron su corazón a Él pudieron tener la dicha de aceptar su
mensaje.
Fijémonos que Marta y tal
vez sus hermanos como ella, creían firmemente en el Señor. Miremos una de las
respuestas de Marta: “Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de
Dios, el que había de venir al mundo” (v. 27). Se me hace muy similar a cuando
el Señor les preguntó a sus discípulos, quién creían que era Él y Pedro le respondió
por revelación del Padre, que Él era el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mateo
16:13-16 NVI). A pesar de su respuesta, Marta no asimilaba que podía ser en ese
momento que resucitaría. Gracias a Dios desde cuando le entregamos nuestra vida a Cristo, entró
también a morar en nosotros el Espíritu Santo; Él nos dirige a toda verdad y
revela lo que para el mundo es incomprensible.
Señor Jesús: Sí;
firmemente creemos que Eres el Mesías prometido. El Cristo que habría de venir
al mundo para alcanzar a la humanidad caída. Gracias amado Señor Jesús por
permitirnos conocerte y entender estas verdades. Gracias porque nos diste el
mejor regalo: la vida eterna a tu lado. Tú Eres la resurrección y la vida;
creemos en Ti y que no moriremos jamás, porque de aquí pasaremos a la eternidad
Contigo. Muchas gracias bendito Señor. ¡Te amamos!
Un abrazo y bendiciones.
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