sábado, 10 de septiembre de 2022

En tus manos están nuestros días

 ¿Cómo saben qué será de su vida el día de mañana? La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y luego se esfuma. Lo que deberían decir es: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. 

Santiago 4:14-15. NTV.


Lectura: Santiago 4:13-17.  Versículos del día: Santiago 4:14-15.


MEDITACIÓN DIARIA


Exactamente así es. En diferentes ocasiones el Señor me ha mostrado que no es lo que yo planeo o pienso, porque Él en su infinita soberanía puede cambiar los planes de un momento a otro. Tenía o teníamos con mi esposo proyectado hacer hoy un almuerzo familiar pero ayer mi esposo volvió a recaer de tal modo que está hospitalizado y yo aquí con él. El almuerzo quedó en veremos y tuve que cancelarlo. Algo parecido sucedió cuando murió mi mami y sin ir muy lejos, el año pasado casi por esta misma época viajamos a Colombia para hacer unas diligencias y casi que inmediatamente de mi llegada a Medellín tuve que volar a Bogotá porque mi amado hermanito se agravó y días después murió. No sabía que iba a Colombia a enterrarlo, pero el Señor sí.

Por eso, lo mejor que podemos hacer es encomendarle a Dios el camino y que sea Él quien lleve el timón.


Señor Jesús: te doy gracias porque no importan las circunstancias, siempre estás ahí presente. Bien sé que mis designios no son los Tuyos y que Eres Tú quien dispones de nuestra vida, nuestro tiempo y aún nuestros deseos. Gracias bendito Señor por la salud de mi esposito; gracias porque ya te llevaste en esa cruenta cruz todo dolor y toda enfermedad. También te doy gracias por cada uno de nuestros hijitos; por toda su colaboración, oración y amor demostrado. Bendícelos a cada uno de ellos, a sus cónyuges y a todos los niños. Gracias por nuestra familia de la Iglesia, familiares y amistades que están con nosotros en estos momentos. Igual bendito Dios, te doy gracias por este hospital, sus directivas, médicos, enfermeras, personal administrativo y demás, que lo están atendiendo. En tus manos están nuestros días. ¡Te amo bendito Señor!


Un abrazo y bendiciones.  

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