Si en el día de la aflicción te desanimas, muy limitada es tu fortaleza.
Proverbios 24:10. NVI.
Lectura: Proverbios 24:8-10. Versículo del día: Proverbios 24:10.
MEDITACIÓN DIARIA
No sé si nos pasa a
todos, pero personalmente, aunque he visto al Señor obrar maravillas en mi
cuerpo librándome de la muerte en dos ocasiones, he tenido la fortaleza y la
convicción en esas situaciones del poder maravilloso de Dios. Ahora, no siendo
mi propio caso sino el de un ser querido como lo es mi hermano, me he sentido
desfallecer y sentir que las fuerzas no me alcanzan al recibir día tras día los
ímpetus de vientos huracanados sobre su vida.
Ante esto, mi hijito Juan
Manuel me hizo reflexionar sobre este proverbio donde pude concientizarme que
mi fortaleza falla a menudo. En la Traducción Lenguaje Actual lo explica
diciendo que: “Quien se rinde ante un problema, no demuestra fuerza ni carácter”.
El estar más explicativo el mismo versículo, me conduce a buscar la Palabra y a
llenarme de ella. Entonces recurro a escuchar la voz de Dios cuando me afirma: “¿No
te he mandado que te esfuerces y seas valiente? No temas ni desmayes, porque el
SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas” (Josué 1:9 RVA-2015); “Así
que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa” (Isaías 41:10).
Los desafíos de la vida no son fáciles y Dios me conoce más que nadie. Ahora Él
está aquí listo a animarme para seguir adelante y para confiar en su
misericordia sin que me deje atribular por las dificultades presentadas. “Pelea
la buena batalla de la fe” (1 Timoteo 6:12a); sí, definitivamente es un reto y
mi fe se pone a prueba. Tengo que enfrentarla y cual deportista lucharla para
ganarle al temor y al desánimo.
Gracias Señor
porque Tú te encargas de renovar mis fuerzas y mi fe. Gracias porque Eres mi
amparo y mi fortaleza; Eres mi pronta ayuda en momentos de angustia. Tú Señor
me rodeas cual escudo y mantienes en alto mi cabeza. Enséñame a resistir hasta el
fin con firmeza y carácter. ¡Te amo mi Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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