lunes, 11 de octubre de 2021

Sí; en Dios pondré mi esperanza y lo alabaré

¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios! 

Salmo 42:5. NVI.


Lectura: Salmo 42:1-11.  Versículo del día: Salmo 42:5.


MEDITACIÓN DIARIA


Siendo sincera, no es fácil estar tranquilos en circunstancias difíciles. Sin embargo, cuando estamos pegaditos del Señor y dejándonos guiar por su Santo Espíritu, sí lo podemos lograr. Lo que sucede es que a menudo, se nos olvida quién es el que está sentado en el trono de nuestra vida; y si no es que se nos olvida, es que lo hemos desbancado. Nos dejamos llevar por el ego, lo desplazamos y de esta manera le estamos dando paso a la carnalidad. Pablo les dice a los corintios que no puede hablarles como a espirituales sino como a carnales; como a gente inmadura que, a pesar de conocer al Señor, todavía se dejan llevar por la carne (1 Corintios 3:1). La Nueva Traducción Viviente dice: “Tuve que hablarles como si pertenecieran a este mundo o como si fueran niños en Cristo”.

Por eso es tan necesario no dejar que el enemigo se meta en nuestra vida; hay que hacerle frente con la oración continua, con la alabanza y con la lectura del Manual que nos dejó, que es su Palabra. Esta es la manera de ir creciendo espiritualmente y de lo que nos podemos aferrar para enfrentar las situaciones adversas. Así de este modo reflexionar y preguntarnos: “¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar?”. Dios tiene el control de mi vida y lo que yo no puedo hacer Él sí lo hará. “En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!”. Con esta convicción vamos moviéndonos con la certeza de que tenemos al Dios verdadero y que en Él ponemos nuestra esperanza.


Sí Señor amado; Tú Eres el Dios Grande y Poderoso. Podemos continuar por el camino que nos has trazado con alegrías y tristezas sabiendo que te tenemos a Ti. Si Tú estás con nosotros, ¿quién puede estar en contra? Tú te encargas de sostenernos y levantarnos; así que la carga te la pasamos a Ti. Nada nos inquietará ni angustiará porque sabemos en quién hemos confiado nuestra vida. Gracias, muchas gracias buen Señor y Dios nuestro.


Un abrazo y bendiciones.

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