martes, 19 de octubre de 2021

Queriendo ser como árbol plantado junto a tu fuente

 Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto. 

Jeremías 17:8. NVI.


Lectura: Jeremías 17:5-8.  Versículo del día: Jeremías 17:8.


MEDITACIÓN DIARIA


A través de la lectura de la Biblia, se observa con frecuencia que Dios siempre asemeja al justo con plantas. “Mis raíces llegarán hasta las aguas; el rocío de la noche se quedará en mis ramas” (Job 29:19). Las plantas que crecen cerca al agua siempre se ven verdes y frondosas; la fuente de agua que tienen cerca las alimenta constantemente y no las deja marchitar; no teme cuando llega el calor. Este árbol asiduamente está en crecimiento, con raíces bien cimentadas y da fruto constantemente. Exactamente sucede con el que busca al Señor y desea agradarle. Recordemos que Jesús es la fuente de agua viva y por consiguiente el que se acerca a Él, le sucederá lo mismo. Incluso crecerá de tal modo que otros pueden acobijarse bajo su sombra para alentarse unos a otros, consolando y animando (1 Tesalonicenses 5:11). Pueden llegar tiempos tormentosos, desiertos áridos y secos pero la fuente de agua a la que se acogió no le permitirá angustiarse. Y uno de sus propósitos es dar fruto constante. Así es la vida del cristiano: tiene un propósito definido dejado por el mismo Señor Jesús: la gran comisión; ir hacia las gentes y hacerlas sus discípulos (Mateo 28:19-20).

El Salmo 92:12-15 dice lo siguiente: “Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen. Plantados en la casa del Señor, florecen en los atrios de nuestro Dios. Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos, para proclamar: El Señor es justo; él es mi Roca, y en él no hay injusticia”. ¿Deseas ser como ese árbol plantado junto a corrientes de agua? Deléitate en la Palabra de Dios; medita en ella y apréndela para que constantemente la puedas repetir a los que están a tu lado. El Señor Jesús es tu Maestro: arráigate fuertemente de su mano y llevarás alimento y refrigerio para el cansado y angustiado.


Amado Señor Jesús: Venimos ante Ti fuente inagotable del agua de vida, para proveernos de ella y ser verdaderamente como el árbol que no se seca; que confía plenamente en que sus raíces están bien abastecidas del alimento que lo hace crecer no solamente para que sea frondoso, verde y radiante sino también para que quienes lo observen deseen seguir su ejemplo y vean en él, una buena sombra para acobijarse y hallar descanso si lo necesitan. Gracias, gracias bendito Señor por enseñarnos a través de tu Palabra. ¡La gloria es para Ti!


Un abrazo y bendiciones.

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