Entonces Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?
Juan 11:25-26. NVI.
Lectura: Juan 11:17-37. Versículos del día: Juan 11:25-26.
MEDITACIÓN DIARIA
Mi Hecticor amado: el Señor me bendijo al traerme a Colombia, con el fin de regalarme tus últimos días a tu lado. No es fácil mi hermanito del alma verte partir e igual
que dice la canción lo digo yo: ‘¡Ojalá pudiera devolver el tiempo para verte de nuevo, para
darte un abrazo y nunca soltarte! Mas comprendo que llegó tu tiempo, que Dios
te ha llamado, para estar a su lado, así Él lo quiso. Pero yo nunca pensé que
doliera tanto’ (Yo te extrañaré -Tercer cielo). Sí, ¡te extrañaré mi Hecticor,
mi hermanito del alma! No, nunca pensé que doliera tanto.
Mi buen Señor
Jesús: yo también lo creo. Sé que Eres la resurrección y la vida, creo que
viniste a morir por toda la humanidad y entre ella estaba contemplado el nombre
de mi Hecticor, por tu gracia y misericordia. Sé que cuando me llames a tu
Presencia me voy a encontrar allá no solamente con él sino con todos mis seres
queridos que se han ido Contigo. Te doy gracias por haberme dado un hermano
como el que me diste. Un hermano que fue para mí: papá, amigo, consejero y consentidor.
Un hermano que siempre admiré como hijo y padre. Ahora mi Señor sé que está
gozando de tu presencia sin dolor alguno ni preocupación que lo atormente.
Gracias porque sé que el abrazo que le diste a su llegada al cielo, olvidó toda
tristeza y amargura. Señor Jesús, Marta y María lloraron y se lanzaron a tus
brazos al ver a su hermano inerte; Tú mi Jesús también lloraste por tu amigo.
Hoy, mi dolor llega hasta lo profundo de mi ser; quiero derramar mis lágrimas
ante Ti; júntalas en tu redoma mientras descargo mi tristeza y mi llanto. ¡Abrázame
Señor! ¡Te necesito! Abraza igual por favor a mi otro hermano y a mis sobrinos
que no entienden la partida de su padre. Gracias por la bendita esperanza de un
reencuentro con él cuando me toque partir. ¡Duele mucho Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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