Vale más el día en que se muere que el día en que se nace.
Eclesiastés 7:1b. NVI.
Lectura: Eclesiastés
7:1-9. Versículo del día: Eclesiastés
7:1b.
MEDITACIÓN DIARIA
Tal vez estamos tan
acostumbrados a esta vida, que queda difícil despegarse de ella. Nosotros, los
cristianos, tenemos una gran ventaja sobre el resto: sabemos exactamente para
dónde vamos cuando partamos de este mundo terrenal. “Y el testimonio es este:
que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al
Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida” (1 Juan
5:11-12). Exactamente: ese es el testimonio de todo cristiano.
Por eso, al pensar en la
muerte de un ser querido, lo importante es que haya conocido al Señor Jesús
como su Salvador personal; lo demás es triste por la ausencia temporal, pero
con la bendita esperanza de estar allá, donde nos encontraremos. Miremos que
también nos dice la lectura: “Vale más llorar que reír; pues entristece el
rostro, pero le hace bien al corazón” (v. 3). Precisamente en casos como estos
está bien llorar; no hay por qué reprimirnos. ‘Le hace bien al corazón’: se
descansa, se descarga el peso llevado, relaja los músculos e incluso da sueño.
Así que no temamos llorar. ¡Se vale hacerlo! Las partidas son un gozo para
quien se va y un vacío para quien se queda.
Amado Señor:
gracias porque bien sabemos para dónde nos dirigimos cuando nos llames a tu
Presencia. Permite buen Señor que estemos preparados para ese grandioso día,
donde nos iremos gozosos a disfrutar Contigo. Igualmente danos el valor, la
fortaleza y la paz para enfrentar las idas de nuestros seres queridos y que
esto sea un motivo para no quedarnos quietos y anunciar Tu Evangelio de las
Buenas Nuevas de Salvación. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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