El Espíritu y la novia dicen: ¡Ven!; y el que escuche diga: ¡Ven! El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.
Apocalipsis 22:17. NVI.
Lectura: Apocalipsis 22:16-21. Versículo del día: Apocalipsis 22:17.
MEDITACIÓN DIARIA
Sin ninguna duda: el
Señor Jesús vuelve por su Iglesia. “El que tenga sed, venga; y el que quiera,
tome gratuitamente del agua de la vida”. Él es el agua de la vida. Jesús; el
mismo que le dijo a la mujer samaritana: “Todo el que beba de esta agua volverá
a tener sed —respondió Jesús—, pero el que beba del agua que yo le daré no
volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un
manantial del que brotará vida eterna” (Juan 4:13-14). Esta mujer le respondió:
“—Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga viniendo aquí a
sacarla” (Juan 4:15). Así fue; esta mujer conoció el amor completo de Dios a través
de Jesús y a la vez los samaritanos que se reunieron allí, con ella y el Señor:
“Ya no creemos solo por lo que tú dijiste —le decían a la mujer—; ahora lo
hemos oído nosotros mismos, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador
del mundo” (Juan 4.42).
Es Jesús, el Único que
puede darte gratuitamente del agua de vida. No dejes pasar esta oportunidad. El
Señor Jesús vuelve; quizá más pronto de lo que pensamos: “Yo, Jesús, he enviado
a mi ángel para darles a ustedes testimonio de estas cosas que conciernen a las
iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, la brillante estrella de
la mañana” (v. 16 en la lectura).
“El que da testimonio de
estas cosas, dice: ‘Sí, vengo pronto’. Amén. ¡Ven, Señor Jesús!” (v. 22). Y
nosotros gozosos decimos: ¡Ven Señor Jesús! Si te parece podemos orar
diciéndole a Jesús que quieres conocerle para tomar del agua que Él está
ofreciendo:
Señor Jesús: hoy
me acerco a Ti para pedirte vengas a morar en mi corazón y me llenes del agua
de vida que me ofreces. Toma el control del trono de mi vida y hazme la persona
que deseas que yo sea. Gracias por perdonarme y permitir que mi sed se calme
Contigo. Gracias porque me das a beber del agua de vida eterna. ¡Ven Señor
Jesús!
Un abrazo y bendiciones.
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