Porque él no desprecia ni tiene en poco el sufrimiento del pobre; no esconde de él su rostro, sino que lo escucha cuando a él clama.
Salmo 22:24. NVI.
Lectura: Salmo
22:12-31. Versículo del día: Salmo 22:24.
MEDITACIÓN DIARIA
David cumplía sus votos
al Señor. Pidiéndole que lo guardara de sus enemigos, le agradece antes de ver
la respuesta: “Proclamaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación
te alabaré. ¡Alaben al Señor los que le temen! ¡Hónrenlo, descendientes de
Jacob! ¡Venérenlo, descendientes de Israel!” (vv. 22-23); “Tú inspiras mi
alabanza en la gran asamblea; ante los que te temen cumpliré mis promesas” (v.
25).
El Señor no desprecia al
afligido, ni al temeroso, ni al que está pasando necesidades de hambre y sed.
Este Salmo que es profético, describe además acontecimientos por los que el
Señor Jesús pasó. Dice Charles Spurgeon que todo hijo de Dios, debe revitalizar
su fe en el testimonio ejemplar de Jesús. “La puerta de la misericordia
permanece constantemente abierta, aun para el candidato más opacado e
insignificante: ninguno que se acerque a su trono temeroso va a encontrar a Dios
infiel o desdeñoso”. Así que no dudemos de entrar por esa puerta, con la
seguridad que el Señor está ahí listo para tendernos su mano prodigiosa y para poner
nuestras lágrimas en su redoma. No le somos indiferentes al Señor. ¡Somos
importantes para Él! Acuérdate después, de agradecerle y cumplirle lo
prometido.
Señor amado:
gracias por tanto bien recibido. Gracias por tenernos siempre presente y estar
al corriente de nuestras necesidades. Papito Dios: nos cuidas con esmero y
deseas lo mejor para tus hijos. Enséñanos a verte aun en esas dificultades y a
entender que Eres un Dios fiel y misericordioso. También, enséñanos a ser
agradecidos Contigo y a dar testimonio por todo lo concedido. ¡Te amamos Dios
Poderoso!
Un abrazo y bendiciones.
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