Hay un mal que he visto en esta vida y que abunda entre los hombres: a algunos Dios les da abundancia, riquezas y honores, y no les falta nada que pudieran desear, pero es a otros a quienes les concede disfrutar de todo ello. ¡Esto es absurdo, y un mal terrible!
Eclesiastés 6:1-2. NVI.
Lectura: Eclesiastés
6:1-12. Versículos del día: Eclesiastés
6:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Definitivamente, lo mejor
es hacer las cosas bien y disfrutar de las bendiciones que Dios nos dé mientras
lo podemos hacer. Si después, por decir, las riquezas pasan a otras manos, por
lo menos se tiene la satisfacción de haber gozado lo que se tuvo en un tiempo.
Por eso no es conveniente el apego a los bienes materiales.
Pienso que, si el Señor
le ha permitido poseer fama y riqueza, lo mejor es, compartir esa riqueza ya
que la tiene y tiene el modo de hacerle llegar al prójimo necesitado. No debemos
olvidar el amor y la generosidad. “Servir al pobre es hacerle un préstamo al
Señor; Dios pagará esas buenas acciones” (Proverbios 19:17). ¿Quién mejor nos
puede pagar? El Señor dijo que lo haría y Él lo hará. Si Dios nos da, es para
dar también.
Amado Señor:
enséñanos a compartir tanto bien que nos has regalado con nuestros hermanos que
sufren. Permite que seamos conscientes que, si nos das, es para dar igualmente.
Que nuestros corazones se llenen de júbilo y te veamos a Ti cuando estemos
haciendo una buena acción. También buen Señor te ruego que nuestras
generaciones se empapen de tu Palabra y entiendan el verdadero mandato del amor
en toda su esencia. Gracias, muchas gracias Dios y Señor nuestro.
Un abrazo y bendiciones.
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