El rey le preguntó: ¿Qué te pasa, reina Ester? ¿Cuál es tu petición? ¡Aun cuando fuera la mitad del reino, te lo concedería!
Ester 5:3. NVI.
Lectura: Ester
5:1-8. Versículo del día: Ester 5:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Ester con todos los suyos
estaba en ayuno, precisamente para que el rey aceptara hablar con ella y
rogarle que tuviera compasión por su pueblo. Si el rey la aceptaba, extendería
su cetro, de lo contrario, al acercarse al patio podía haber muerto si el rey
no la hubiera tenido en cuenta. En resumen: vemos cómo Dios respondió a la
reina Ester y con ella a todo el pueblo judío. Ester invitó al rey a un
banquete ofrecido en su honor y le pidió que el malo de Amán fuese también (vv.
4-6). En el banquete el rey le preguntó de nuevo cuál era su petición y Ester
le respondió: “Mi deseo y petición es que, si me he ganado el favor de Su
Majestad, y si le agrada cumplir mi deseo y conceder mi petición, venga mañana
con Amán al banquete que les voy a ofrecer, y entonces le daré la respuesta” (vv.
7- 8). La reina volvería a hacer otro banquete para el rey y ahí, sí le haría
la petición.
Para mí, lo importante de
la lectura es ver cómo el Señor SÍ nos responde cuando nos humillamos ante Él.
Dios conoce nuestros corazones y está al tanto. Recordemos lo que le dijo al
profeta Daniel cuando este abogó por su pueblo: “No tengas miedo, Daniel. Tu
petición fue escuchada desde el primer día en que te propusiste ganar
entendimiento y humillarte ante tu Dios” (Daniel 10:12). Esta es la confianza que
tenemos como hijos de Papito Dios. No dudemos en acercarnos a Él con corazón sincero.
¡Dios nos escucha!
Amado Señor:
gracias porque a través de Ester nos enseñas a confiar en Ti y a esperar. Bien
sabemos Señor que tus planes son perfectos y que todo lo permites para cumplir
tu santa voluntad en cada uno de nosotros. Gracias te doy Señor por la vida de
mi hermano. Él está en tus manos. Gracias por lo que deseas enseñarnos a todos
a través de toda esta situación. Dios de la gloria, no soy nadie para pedirte y
también soy consciente que todos hemos pecado contra Ti y no hemos hecho lo que
te agrada. Nos hemos rebelado contra Ti, pero Tú Señor Eres un Dios compasivo y
perdonador. No apelamos a nuestra rectitud, sino a tu gran misericordia. ¡Señor,
escúchanos! ¡Señor perdónanos! ¡Señor, atiéndenos y actúa! Dios mío, haz honor
a tu Nombre y no tardes más. Gracias buen Dios y Señor nuestro.
Un abrazo y bendiciones.
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