Encamíname en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador; ¡en ti pongo mi esperanza todo el día!
Salmo 25:5. NVI.
Lectura: Salmo
25:1-10. Versículo del día: Salmo 25:5.
MEDITACIÓN DIARIA
Creo que nunca nos deja
el Señor de estar enseñando. Si de verdad le hemos entregado nuestra vida a Jesús
y lo reconocemos como Dios y Señor, seguro que día a día, estamos en un
continuo aprendizaje. Aprendizaje que nos encamina hacia la patria celestial. Y
esa esperanza prometida nadie nos la puede arrebatar. Ese caminar con el Señor
es uno solo; no es verdad lo de: ‘todos los caminos conducen a Roma’ dando a
entender que para llegar al cielo podemos tomar diversos atajos. No, no es así.
El único que nos puede conducir es el que Es. Jesús le dijo a Tomás: “Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Esto le contestó, cuando Tomás le dice que no saben para donde Él va y por lo
tanto no conocen el camino. Así que no existe otro camino que no sea a través
de Jesús.
El camino, la verdad, la
vida; los tres están encerrados en la persona de Jesús. Y David desde su tiempo
como profetizando, lo reconoce como su Dios y Salvador. Ahora es el tiempo
tuyo. Ábrele tu corazón a Jesús; el Único que puede ofrecerte el mejor camino
para que andes en su verdad y alcances la gloria eterna. Oremos si es tu
parecer:
Señor Jesús: deseo
encaminarme por el mejor camino que me estás ofreciendo. Te entrego mi vida y
guíame por tu senda. Te necesito a Ti y necesito tu enseñanza para aprender a
conducirme Contigo; perdona mis pecados y hazme de acuerdo a tu voluntad. Gracias
por perdonarme y porque en ese andar que me ofreces me diriges hacia la vida
eterna a tu lado.
Un abrazo y bendiciones.
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