jueves, 22 de abril de 2021

Todos necesitamos a Jesús como Salvador personal

Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 

Salmo 14:3. NVI.


Lectura: Salmo 14:1-7.  Versículo del día: Salmo 14:3.


MEDITACIÓN DIARIA


Con frecuencia nos encontramos con personas que dicen: ‘yo soy bueno, no le hago mal a nadie’ o ‘yo practico la misericordia doy más de lo que tengo’. Bueno, de muchísimas maneras, el hombre siempre piensa que es bueno por tal o cual razón. La Palabra de Dios, su Manual de vida para el hombre nos dice todo lo contrario. En el versículo del día lo vemos: “No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!”. También nos afirma lo siguiente: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23 RV 1960). Desde la caída del hombre cuando Adán y Eva pecaron allá en el Edén, Dios nos prometió un Salvador porque todos, absolutamente todos sin excepción somos pecadores. No somos buenos por seguir una religión o un dogma. No podemos seguir engañados; necesitamos un Redentor.

Exactamente por eso mismo fue que Dios Padre tuvo que enviarnos a su Hijo Jesús. Miremos la diferencia: no es el hombre tratando de llegar a Dios Padre sino al revés: Dios Padre llegando al hombre a través de Jesucristo: Él es el puente, es el camino exacto. Hay que reconocer a Jesús como el Señor y Salvador de cada persona. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12-13 RV1960). “Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida” (1 Juan 5:12-13)

Te invito a que hoy reconozcas que eres pecador y que necesitas a Jesús de Nazaret. Podemos orar si te parece, así:


Señor Jesús: hoy entendí que Eres el Hijo de Dios muerto y resucitado. Lo creo y lo afirmo. Te acepto como mi Señor y Salvador personal. Por favor Jesús toma el control del trono de mi vida, perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias por venir a morir en mi lugar, gracias por perdonarme y limpiarme y gracias porque gozaré la vida eterna a tu lado. En tu Nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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