viernes, 2 de abril de 2021

Para ti es el mensaje de la cruz

 Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. 

Isaías 53:5. NVI.


Lectura: Isaías 53:1-12.  Versículo del día: Isaías 53:5.


MEDITACIÓN DIARIA


Isaías, quien profetizó cómo sería la muerte de nuestro Jesús, empieza este capítulo así: “¿Quién ha creído a nuestro mensaje y a quién se le ha revelado el poder del Señor?” (v. 1). Igual, creo yo, podemos decir ahora: ¿quién cree en el mensaje de la cruz donde se nos revela la pasión y muerte del Señor? Tristemente en estos tiempos hay muchos que no creen en Jesús de Nazaret como Dios y Salvador de la humanidad e incluso ni siquiera en Dios Padre. A todos ellos dirijo este devocional.

Isaías, más o menos quinientos años atrás anunció lo que padecería el Mesías prometido. Nos afirma que creció como raíz en tierra seca; no había nada hermoso en Él como para desearlo. Fue despreciado y rechazado; conocedor del dolor más profundo y nosotros, le dimos la espalda. Sin embargo, Él llevó todas nuestras enfermedades y dolores. Todos nos apartamos buscando nuestro propio camino. Sin embargo, no le importó: llevó todo el peso de nuestra iniquidad. Condenado injustamente y como cordero fue llevado al matadero y ni siquiera abrió su boca. Fue enterrado como un criminal sin haber hecho daño a nadie y puesto en una tumba de un hombre rico. Jesús, el siervo justo, justificará a muchos (vv. 2-9). Exactamente todo esto lo vivió el Señor Jesucristo.

Y lo hizo por ti y por mí. La Biblia dice que todos hemos pecado y por lo tanto estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23), y desde la antigüedad estaba escrito en las Escrituras. Ya es tiempo de creerle a Dios y a lo que nos confirma su Palabra que es la Biblia. Jesús de Nazaret vino a pagar en esa cruz todas tus transgresiones. Eso es lo que está celebrando hoy el mundo cristiano. Entrégale tu vida; no pierdes nada y sí ganarás mucho. Te invito a orar así:


Señor Jesucristo: hoy comprendo de verdad, lo que viniste a hacer por mí hace dos mil años. Tanta humillación y tanto dolor solamente por querer llevar sobre tus hombros, el peso de todos mis pecados. Perdóname Señor y toma mi vida. Deseo que seas mi Único Salvador. Gracias por perdonarme y limpiarme. Gracias porque por Ti, ahora soy declarado justo delante del Padre Celestial. Gracias Jesús.


Un abrazo y bendiciones.  

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