Adquiere la verdad y la sabiduría, la disciplina y el discernimiento, ¡y no los vendas!
Proverbios 23:23. NVI.
Lectura: Proverbios 23:1-35. Versículo del día: Proverbios 23:23.
MEDITACIÓN DIARIA
Vale la pena invertir en
estas virtudes porque seguro que les sacaremos mayor provecho que a la misma
plata u oro refinado. Ahora, si leemos con detenimiento el versículo nos damos
cuenta que el adquirir algo o sea comprarlo tiene un precio. En Cristo Jesús
encontramos la Verdad (Juan 14:6). Sostener esa Verdad, cuesta; tiene un
precio. El Señor Jesús que es la Verdad nos compró con su preciosa sangre.
Entonces seamos firmes y por más que tengamos familiares o amistades que nos
hacen contrapeso por seguir a Cristo, no decaigamos. Fuimos comprados con su
preciosa sangre; esto no fue cualquier cosa, Jesús fue el Cordero inmolado por
cada uno de nosotros. ¿Cómo echar para atrás cuando ya lo conocemos y sabemos
el precio que Él Pagó? Miremos lo que nos dice el apóstol Pablo: “Y ahora
ustedes, los gentiles, también han oído la verdad, la Buena Noticia de que Dios
los salva. Además, cuando creyeron en Cristo, Dios los identificó como suyos al
darles el Espíritu Santo, el cual había prometido tiempo atrás. El Espíritu es
la garantía que tenemos de parte de Dios de que nos dará la herencia que nos
prometió y de que nos ha comprado para que seamos su pueblo. Dios hizo todo
esto para que nosotros le diéramos gloria y alabanza” (Efesios 1:13-14).
Y es el bendito Espíritu
Santo quien nos llena de sabiduría y discernimiento para que podamos entender
muy bien la Verdad por la que hemos sido salvos. Al tener firmeza en el corazón
con estas tres virtudes podemos buscar también la disciplina tan necesaria, porque
es la que nos llevará a afianzar nuestra fe a través de la bendita Palabra de
Dios. No podemos negociar ninguna de estas virtudes.
Amado Señor Jesús:
Tú Eres la Verdad; te damos gracias porque por tu inmenso amor nos has comprado
con tu preciosa sangre. Precioso Espíritu Santo, arraiga esta Verdad en
nuestros corazones y danos la sabiduría necesaria y el discernimiento para no
dejarnos engañar por el enemigo. Enséñanos a leer tu Palabra y aprender de ella
con disciplina, para que podamos defender nuestra Verdad de los ataques de este
mundo con teorías dadas por el maligno. Gracias amado Dios y Señor nuestro.
¡Gloria y honor al Dios Trino!
Un abrazo y bendiciones.
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