Yo le he dicho al Señor: Mi Señor eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno.
Salmo 16:2. NVI.
Lectura: Salmo
16:1-11. Versículo del día: Salmo 16:2.
MEDITACIÓN DIARIA
Puedo decir con toda
certeza que definitivamente mi Dios y Señor es el Tesoro más preciado que pueda
tener. Sin Él, no sería absolutamente nada. “Tú, Señor, eres mi porción y mi
copa; eres tú quien ha afirmado mi suerte. Bellos lugares me han tocado en
suerte; ¡preciosa herencia me ha correspondido!” (vv. 5-6). Completamente así
es. Si hago un recuente de mi vida lo reafirmo con certeza. Sentí su Presencia
no solamente en mi país, Colombia, sino igual aquí siempre me ha acompañado y
apoyado en hechos importantes. Tal cual está escrito: “Bellos lugares me han
tocado en suerte; ¡preciosa herencia me ha correspondido!”. Sí; por los lugares
por donde he pasado, he sentido su mano protectora sobre mí. Esto ha sido
indiscutible. ¡Cómo abandonarte Señor! Eres la fuente inagotable de mi vida.
Eres el baluarte que me levanta y me sostiene.
Por eso diré igual que el
Salmista: “Bendeciré al Señor, que me aconseja; aun de noche me reprende mi
conciencia” (v. 7). En las noches cuando me desvelo, trae a mi memoria su
Palabra. Su consejo es un aliciente en mi vida y me permite mirar más allá de
lo que yo diviso.
Señor mío y Dios
mío: ¡Cómo no amarte si Eres Sinigual! Tú Eres el Dios que jamás nos sueltas
porque Tu fidelidad pasa los límites aun cuando estoy alejada de Ti, tu amor
siempre es el mismo; es inmutable, jamás cambia. Señor, no sé cómo se puede
vivir sin tu apoyo y tu misericordia. ¡Te amo mi buen Dios y Señor! Te
agradezco tanto que un día hayas puesto tu mirada en mí. En verdad, no soy
digna de tanto amor que me das. Guíame por tu senda recta y por favor, Tú sabes
cuán débil soy. ¡No me sueltes de tu mano te lo ruego!
Un abrazo y bendiciones.
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