Entonces dijo María: Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador
Lucas 1:46-47. NVI.
Lectura: Lucas 1:46-56. Versículos del día: Lucas 1:46-47.
MEDITACIÓN DIARIA
El canto de María,
llamado el Magnificat en la Iglesia tradicional, es un canto de alabanza y
adoración a Dios cuando María visita a su prima Elisabet. Al escuchar el saludo
de María el bebé saltó de alegría en el vientre de Elisabet. Entonces María
llena del Espíritu alaba a Dios con este canto. Se nota que esta joven hebrea
era una mujer piadosa, reflexiva, y que conocía muy bien las Escrituras y por
ende la historia de su pueblo.
Para mí es un canto poético.
Resalta la bondad de Dios; su misericordia; su exaltación por los humildes
dejando a un lado a los poderosos y orgullosos. Recuerda también las promesas
de Dios hacia Israel y a Abraham (vv. 48-55). María expone su cántico con
sinceridad; palabras que brotan de un corazón agradecido. Alaba a Dios por la
elección, al haberla elegido y se alegra en Dios su Salvador que es ese Niñito
que lleva en su seno.
Para reflexionar: cuando
Dios obra maravillosamente en nuestras vidas, ¿sí le somos agradecidos y le
exaltamos por lo que ha hecho? O, al contrario, como ya llegó el pedido nos
hacemos los de la vista gorda y nada más. Siempre he dicho que se nos olvida
ser agradecidos con los que nos brindan su apoyo y tenemos cerca, ¡cuánto más entonces
con Dios!
Amado Señor: no
solamente María puede alegrarse de Ti como su Dios y Salvador. Igual te estamos
agradecidos por haber fijado tus ojos en cada uno de nosotros. Tú Eres nuestro
Señor y Salvador. Nos regocijamos y te exaltamos bendito Jesús porque sin tu
nacimiento no hubiese podido haber redención de pecados. Gracias bendito Señor
Jesús. ¡Te amamos y adoramos!
Un abrazo y bendiciones.
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