Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Habacuc 3:17-18. RVR 1960.
Lectura: Habacuc
3:1-19. Versículos del día: Habacuc 3:17-18.
MEDITACIÓN DIARIA
Esta hermosa oración de
Habacuc nos sirve para reflexionar acerca de lo que estamos viviendo. Él empieza
diciéndole al Señor lo siguiente: “Señor, he sabido de tu fama; tus obras,
Señor, me dejan pasmado. Realízalas de nuevo en nuestros días, dalas a conocer
en nuestro tiempo; en tu ira, ten presente tu misericordia” (v. 2 NVI). “en tu
ira, ten presente tu misericordia”, Ese es el clamor del pueblo cristiano. Nosotros
que entendemos y conocemos más las Escrituras, igual podríamos orarle a Dios
del mismo modo, pidiéndole clemencia para esta tierra. Reconociendo que: “Su
gloria cubre el cielo y su alabanza llena la tierra. Su brillantez es la del
relámpago; rayos brotan de sus manos; ¡tras ellos se esconde su poder! Una
plaga mortal lo precede, un fuego abrasador le sigue los pasos. Se detiene, y
la tierra se estremece; lanza una mirada, y las naciones tiemblan. Se
desmoronan las antiguas montañas y se desploman las viejas colinas, pero los
caminos de Dios son eternos” (vv. 3-6 NVI). Sí; los caminos de Dios, no paran;
continúan.
El poder del Señor es innegable.
Él es el Único Dueño de todo cuánto existe. Así que veamos lo que veamos;
pasemos la situación más difícil o veamos que la carga se hace muy pesada; todo
esto es comprensible, pero “Su gloria cubre el cielo y su alabanza llena la
tierra”. Entonces, ¿a quién más podemos acudir? Solo el Señor es merecedor de
nuestra honra y gloria. A Él, orémosle:
¡Si buen Señor! Es
comprensible escuchar a familiares y amigos que no te conocen y viven el día a
día en sus trabajos, se pregunten: ¿qué vamos a hacer? O ¿de qué vamos a vivir?
Permite que nosotros seamos portadores de buenas noticias. Que nuestro corazón
no se contamine de lo que estamos viviendo; que tengamos presente que por encima
de toda esa pandemia y lo que se lleva a su paso, que todo, absolutamente todo,
está bajo tu control. Que este sea el momento para confiar plenamente en Ti;
que sea el momento para anunciar tu amor y perdón y a la vez, el momento para regocijarnos
por tu Grandeza y Poder. Sí bendito Señor: pase lo que pase, nunca dejaremos de
pronunciar tu Nombre y darte la gloria que mereces.
Un abrazo y bendiciones.
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