viernes, 6 de marzo de 2020

Por más vueltas que des, el Señor no te dejará


Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. 
Jeremías 2:13. NVI.

Lectura: Jeremías 2:5-37.  Versículo del día: Jeremías 2:13.

MEDITACIÓN DIARIA

Tal vez, ante esto digas: ‘no he sido yo’. Déjame decirte que tú eres parte del pueblo de Dios y que tanto tú como yo caemos y esto nos hace alejarnos de nuestro Señor. “¿Cómo puedes decir: No me he contaminado, ni me he ido tras los baales? ¡Considera tu conducta en el valle! ¡Reconoce lo que has hecho!” (v 23). Sí; en vez de recurrir a la fuente de agua viva, te desvías y te dejas llevar por todo lo que no es agradable al Señor. Se te olvida que Él es la fuente de agua viva y que bebiendo de esa agua es que se puede continuar. Pero queriendo encontrar supuestamente algo diferente, la verdad que dices no aparece para ti, te has ido tras dioses ajenos que mucho menos podrán salvarte. Esas son las otras cisternas que has cavado, pero son cisternas rotas que no pueden retener el agua. Has hecho dioses de madera y de piedra que jamás te responderán en la desgracia (vv. 27-28). 
“¿Por qué dice mi pueblo: Somos libres, nunca más volveremos a ti?” (v. 31). Mira bien claro lo que el Señor te dice hoy: “Saldrás de allí con las manos en la nuca, porque el Señor ha rechazado a aquellos en quienes confías, y no prosperarás con ellos” (v. 37).  Pero recuerda que eres parte de ese pueblo. Déjame decirte que más temprano que tarde el Señor Jesús con su infinito amor te atraerá nuevamente hacia sus brazos. Solo tienes que reconocer que lo has abandonado; Dios en su inmensa fidelidad te perdonará y te limpiará totalmente (1 Juan 1:9). Por más vueltas que des, el Señor no te dejará.

Amado Señor: gracias por tu Palabra que es verdad. Permite que todo aquel que se ha desviado aun conociéndote vuelva a tu manada. Por favor buen Señor, no tengas en cuenta su indiferencia hacia Ti y que sea tu Santo Espíritu hablando a su corazón. Gracias porque sé de tu inmenso amor y misericordia que unidos a tu fidelidad no dejará que los tuyos salgan de tu cobertura ni de tu gracia derramada sobre ellos. ¡Bendito Eres Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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