Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él.
Colosenses 1:15-16. NVI.
Lectura: Colosenses
1:15-23. Versículos del día: Colosenses
1:15-16.
MEDITACIÓN DIARIA
Por si tenemos alguna
duda o no sabemos quién es en realidad Cristo Jesús, el apóstol Pablo nos describe
aquí lo que Él es: la imagen del Dios invisible. Para los que piensan que Jesús
no es Dios, la Palabra nos ratifica, que sí lo es. También es el primogénito de
toda creación. Él estaba desde el comienzo: “En el principio ya existía el
Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en
el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de
lo creado llegó a existir” (Juan 1: 1-3). Todo, absolutamente todo; tanto lo
que se ve como lo que no se ve ya sean ellos seres espirituales, dominios,
principados o autoridades fue creado por Él.
“Él es la cabeza del
cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la
resurrección, para ser en todo el primero” (v. 18). El Señor Jesús es la cabeza
de su Iglesia. Tanto tú como yo hacemos parte de ella y por ende nos toca
asumir ser parte de esa membresía. El Señor vuelve por su Iglesia al final de
los tiempos. A decir verdad, tal pareciese que estamos al borde de este
acontecimiento, por eso debemos de estar preparados. Sigue diciendo la lectura,
que el Señor vino a reconciliar todas las cosas tanto las del cielo como las de
la tierra y en eso está incluido el hombre. Quiere decir entonces, que es
únicamente a través de Jesús que nos podemos reconciliar con el Padre, por su
sangre derramada en la cruz (vv. 21-23); sangre que nos limpia de todo pecado.
Esto con el fin de mantenernos firmes, cimentados y estables en la fe, sin
abandonar la esperanza que ofrece el Evangelio. Cristo, la piedra angular
fuerte y bien estructurada; Él es la cabeza de su Iglesia; el fundamento en el
cual ella confía. Entendiendo la grandeza de nuestro Señor y Salvador, debemos
entonces darle en nuestra vida el lugar que le corresponde: el primero.
Gracias Señor Jesús
por habernos mirado con compasión un día, para que tuviéramos el privilegio de
estar Contigo por siempre y para siempre, y ser parte de esta tu Iglesia. Ahora
Señor te adoramos y damos toda la gloria y el honor porque solamente Tú lo
mereces. ¡Alabado seas Rey de toda creación!
Un abrazo y bendiciones.
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