jueves, 12 de marzo de 2020

La preeminencia de Cristo nuestro Salvador

Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él. 
Colosenses 1:15-16. NVI.

Lectura: Colosenses 1:15-23.  Versículos del día: Colosenses 1:15-16.

MEDITACIÓN DIARIA

Por si tenemos alguna duda o no sabemos quién es en realidad Cristo Jesús, el apóstol Pablo nos describe aquí lo que Él es: la imagen del Dios invisible. Para los que piensan que Jesús no es Dios, la Palabra nos ratifica, que sí lo es. También es el primogénito de toda creación. Él estaba desde el comienzo: “En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir” (Juan 1: 1-3). Todo, absolutamente todo; tanto lo que se ve como lo que no se ve ya sean ellos seres espirituales, dominios, principados o autoridades fue creado por Él.
“Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero” (v. 18). El Señor Jesús es la cabeza de su Iglesia. Tanto tú como yo hacemos parte de ella y por ende nos toca asumir ser parte de esa membresía. El Señor vuelve por su Iglesia al final de los tiempos. A decir verdad, tal pareciese que estamos al borde de este acontecimiento, por eso debemos de estar preparados. Sigue diciendo la lectura, que el Señor vino a reconciliar todas las cosas tanto las del cielo como las de la tierra y en eso está incluido el hombre. Quiere decir entonces, que es únicamente a través de Jesús que nos podemos reconciliar con el Padre, por su sangre derramada en la cruz (vv. 21-23); sangre que nos limpia de todo pecado. Esto con el fin de mantenernos firmes, cimentados y estables en la fe, sin abandonar la esperanza que ofrece el Evangelio. Cristo, la piedra angular fuerte y bien estructurada; Él es la cabeza de su Iglesia; el fundamento en el cual ella confía. Entendiendo la grandeza de nuestro Señor y Salvador, debemos entonces darle en nuestra vida el lugar que le corresponde: el primero.

Gracias Señor Jesús por habernos mirado con compasión un día, para que tuviéramos el privilegio de estar Contigo por siempre y para siempre, y ser parte de esta tu Iglesia. Ahora Señor te adoramos y damos toda la gloria y el honor porque solamente Tú lo mereces. ¡Alabado seas Rey de toda creación!

Un abrazo y bendiciones. 

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