Por eso, así dice el Señor Todopoderoso: Voy a refinarlos, a ponerlos a prueba. ¿Qué más puedo hacer con mi pueblo?
Jeremías 9:7. NVI.
Lectura: Jeremías 9:1-10. Versículo del día: Jeremías 9:7.
MEDITACIÓN DIARIA
Dura cosa es caer en manos del Dios vivo
(Hebreos 10:31). No es fácil ver que el Dios de la vida tenga que castigarnos a
ver si por fin lo buscamos a Él. Es que lo que nos dice la lectura tiene que
ver con la realidad que estamos viviendo. Tal vez nosotros en Latinoamérica no
alcanzamos a dimensionar esta situación, pero personalmente he visto mensajes por
las redes sociales en que hablan de sus seres queridos que los ha tocado el COVID-19.
“¡Ojalá mi cabeza fuera un manantial, y mis ojos una fuente de lágrimas, para
llorar de día y de noche por los muertos de mi pueblo!” (v. 1 en la lectura).
En la lectura Dios a
través de su Profeta Jeremías, nos hace ver lo engañoso que es el corazón. Aún
con los amigos o familiares más cercanos se usan frases déspotas y mienten. Hablan cordialmente mientras se está al
frente; pero tan pronto dan la espalda tienden una trampa (vv. 4-8). “Su lengua
es una flecha mortífera, su boca solo sabe engañar”; “Lloraré y gemiré por las
montañas, haré lamentos por las praderas del desierto, porque están desoladas: ya
nadie las transita ni se escuchan los mugidos del ganado. Desde las aves del
cielo hasta los animales del campo, todos han huido” (vv. 8 y 10). Sí, tal cual
ahora lo describen personas que ya están saliendo a flote de la enfermedad,
pero que han visto su vida cambiar de la noche a la mañana en un giro total
inesperado.
Amado Señor: hoy
venimos a implorarte por todas las personas que están padeciendo esta
enfermedad. Permite que antes de cualquier cosa, sus ojos se volteen hacia Ti
que Eres el Dueño de la vida. Es triste ver tanta gente confundida y alarmada.
Reconocemos Señor que solamente Tú puedes parar esta pandemia y por tu infinita
misericordia y amor, te rogamos que lo hagas. También te rogamos que nos cuides
a nosotros, a familiares y amigos en donde quiera que estén. Descansamos en Ti
Señor y te damos todo el loor que mereces como Señor y Rey que Eres. ¡Alabado
seas por siempre!
Un abrazo y bendiciones.
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